lunes, 28 de septiembre de 2015

ECLIPSE

Colgada, clavada en la mitad de un firmamento,

con clavos que parecen herirla y lastimarla

nos permite ese sangriento deber, el de observarla,

a esa luna redonda que nos ve con sufrimiento.

En el telón azul desgarra su lamento,

y parece roja, y dorada al vigilarla,

y que podemos  a veces decantarla,

mientras camina su trayecto obscuro y lento.

Ese eclipse de luna en mi Setiembre

puede permitirme que mi sueño siembre,

en los surcos centrados de la vía lactea y aeituna,

esa luna a repetirse en octubre y en noviembre,

cambiando de luces y colores en Diciembre,

nos indica que es el mismo cielo y es la misma luna.


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