miércoles, 14 de diciembre de 2011

ALEXEI PAEZ

Ha muerto un amigo querido. Lo conocí cuando yo tenía 17 y el 13. En el Benalcázar yo estaba en sexto curso y el en segundo. Yo fuí a dar una conferencia , obligatoria. Algo así como un ensayo de oratoria. Después de dar una charla improvisada pero potable, porque me lo tomaba con soda, satisfecho, les pregunté si tenían inquietudes u opiniones. Silencio. Alza la mano un joven de lentes gruesos, sin porte atlético, de buena dicción, y le dije que continue. Disparó. Me ametralló con una barroca serie de análisis , preguntas que el mismo se respondía , con igual sapiencia con que las hacía, y reflexiones metafilosóficas , alambicadas, pero de lógica aplastante, y una erudición sincera que no tenía nada de pedante. Le escuché y con desfachatez le dije , que había captado muy bien el mensaje de mi discurso, y que desde luego, tenía razón. Acto seguido agradecí a los oyentes y puse pies en polvorosa, antes de que se le resbalara alguna zancadilla intelectual, que pusiera en evidencia mi superficialidad. Me impresionó mucho. Llegamos a hacernos amigos, y con los años compartimos amigos, y vivencias, y largas tertulias, que a pesar de su peso específico, no eran monólogos vanidosos, porque no era él, un hombre vanidoso. Pico de oro si. Vanidoso no.Intenso en sus gozes y en sus luchas, entre otras con sus fantasmas, que no siempre exorcizó; era sin embargo, un sabio generoso y de muy buena índole. Encontrarse con él tenía la magia de transformar el tiempo en deliciosas e inacabables conversaciones. Y , como dijo Machado, "más que un hombre al uso, que sabe su doctrina, era en el buen sentido de la palabra, bueno". Era una parte ocasional y familiar de nuestras vidas.
A pesar de su ausencia, y de la nostalgia que nos pudiese dejar la misma, fue mucho más lo que compartió, nos enriqueció, pudiendo haber sembrado vientos, no cosechó tempestades, sino que nos dejó una perenne energía eólica.Polémico, apasionado, polemista, no cosechó envidias ni enemigos, sino un gran cariño, que se manifestó con la solidaridad de tanta gente, cuando libró su última batalla.
Su muerte , por eso, nos dejó muchas más riquezas que vacíos Seguirá en nuestro imaginario, y lo recordaré con satisfacción y gratitud. No te  fuiste vacío, no nos dejaste solos, e hiciste más allá de lo suficiente.
Gracias Alexei.
Tu amigo Eduardo.

1 comentario: