rodeado de cortesanos, ante quienes hizo elogiosos comentarios de un doctor en neurocirugía con
quien había departido esa mañana.

Uno de sus oyentes le interrumpió:
-Me llama la atención que usted hable tan bien de quien al mediodía habló tan mal de su persona- le
dijo.
Sonriendo dulcemente se volvió hacia su interlocutor y le dijo en tono condescendiente:
-Lo más probable es que los dos estemos profundamente equivocados.
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