Se apellida Ruidiaz, y es seleccionado de fútbol de Perú, y acaba de hacer un gol con la mano,
con la habilidad de un experimentado carterista. Trampa descubierta y demostrada en su ilegitimidad,
con la ayuda de asistencia tecnológica de la televisión, que lo descubre en su rápido movimiento de
empujar la pelota con el antebrazo derecho, al que esconde en una maniobra digna de un prestigitador.
A pesar de evidencia, el gol fue validado, y sirvió para eliminar a Brasil. Entristece la cara de Dunga,
que todavía no se da cuenta que eso probablemente lo está liberando de ese ingrato cargo de Director
Técnico, de "Síndico de la quiebra futbolística de Brasil".
Sin embargo, lo importante es ganar sin importar como. El fin justifica los medios.
Y la inmundicia ruge rampante en las canchas, en las ciudades en guerra, y en todo lado.
Sin embargo el jugador se ha cotizado muy bien, para ser ministro de cualquier gobierno, en
cualquier país. Así vamos.
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