Ayer murió a los 74 años Mohamad Ali, por problemas respiratorios. Se fue en Arizona.
La muerte de este hombre es el sello final de una era.
De una era, en que pasaron cosas, en que la rebeldía y la contestación hicieron latir una generación.
La muerte de Ali es el fin del box como boxeo, y nos deja huérfanos de una realidad que va dejando
de existir.
Es como el rock sin los Beatles.
Como el cine sin James Dean.
Como el fútbol sin Garrincha.
Como el periodismo deportivo sin "El Gráfico" semanal.
Como el ajedrez sin Bobby Fisher.
Como las carreras automovilísticas sin Ayrton Senna.
Es como un partido sin goles.
Como una tarde sin sol.
Es como la vida, principio y fin.
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