en la noche una luna,
ora dorada
o bien sea plateada.
Silenciosa acompañante ,
un gato,
testigo indiferente.
una luna que nos mira,
gigantesca, irregularmente brillante,
y se yergue enorme,
por el horizonte,
que perfila la silueta obscura
de la cordillera.
y flota y se aleja,
y progresa por la bóveda estrellada,
el gato no se mueve.
Nosotros la miramos absortos,
bella, fría , distante e indolente.
Pensamos que esa enorme luna
que mueve las mareas,
que determina los ciclos de la vida,
que recrudece antiguos dolores de heridas ya ausentes,
no está a nuestro alcanze.
Pero que tal vez a la mañana suiguiente,
no llueva,
y que un sol generoso nos caliente,
y un viento libertario,
No hay comentarios:
Publicar un comentario