miércoles, 22 de agosto de 2012
MI VIAJE A GRECIA
16 de Noviembre del 2009-12-01
Grecia es una maravilla. Al menos a mediados del Otoño. Su clima cálido, algo más que en Quito, y seco, contrasta con el desenfado de su gente y las pequeñas calles que desordenadamente se dibujan sombreadas por árboles frondosos e interminables y zigzagueantes laberintos la recorren desordenadamente.
Los griegos son grandes, aunque también hay griegos pequeños grandes. En fin todos son grandes más que gordos, robustos, más que redondos, cuadrados, empacados, de buen talante y alegres, aunque sus enormes ojos y negros aparentan tristeza en la mirada. Son muy amables y hospitalarios. No tienen edificios altos, no corren ni a pie, ni en automóvil. Y aunque no son lentos, van despacio. Colimari, colinipta ne, ouf, Berifare, calapago, son algunas de las palabras que acompañan su sonrisa limpia de habituales fumadores. Parafraseando a Machado, diría que no conocen la prisa, ni aún en los días de fiesta. Más que una decadente nostalgia, es una sabía y desprendida y esplendida serenidad la que flota en le ambiente.
El cielo es límpido y el halo de la ciudad cristalino. El Egeo es un insinuante e inquietamente invitador.
El suelo verde, esmeralda, contrasta con ajedrezadas áreas peladas que parecen incrustaciones aleatorias de mármol. Huele a música y un barril de danza festiva parece estar a punto de explotar en cualquier momento.
Aunque la gente va en contravía, estaciona su carro donde le da la gana escupe en la calle y tose sin cubrirse la boca, es muy cordial y educada. No desprecia a nadie y son muy llanos, sencillos y respetables y aunque no conquistaron a nadie imperialmente, derramaron mucha sangre en guerras en las cuales el amor era la empresa y detuvieron el paso implacable de los persas, sus mujeres son bellísimas, altísimas y delgadísimas y su cabello ensortijado se convierte en una enredadera en sus longilíneos cuellos. Sus miradas tenues y nostálgicas ferozmente obscuras explican el porque de las guerras.
y sus aventuras y aventuranzas me hacen pensar que su pasado es historia verdadera y los mitos son reales.
16 de noviembre a las l8:40 dejando Grecia, mirándola desde la ventanilla del avión y ya extrañándola.
Eduardo Larrea M.
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