
la Imbabura, en el centro de Quito. Mi primer recuerdo es en la casa del final occidental de una
Orellana, empedrada , que acaba en una cuchara, al lado del Dr. Hugo Cevallos, que años después,

sentados en unas gradas de cemento cemicirculares con mi hermano mellizo.
Ahora , que cumplo 62 años, sigo con suerte. Hoy estuve con mi hermano. Mi mujer me dio un
beso cariñoso, y mis hijos fueron a comprarme papas con atún. Haremos la ensalada que más me
gusta. Mientras escribo esto, pienso en la vida buena que tengo. mi perrita duerme a mis pies.
Y a veces salimos a pasear en el parque, de noche, huyendo de los rayos ultravioletas y bañados de
lluvias de estrellas. Tengo mis buenos amigos, y me acompaña una fiel memoria, que no está

atravesada por el rencor o el resentimiento. Con salud, y paz paso mis días. En unos llueve y en
otros hace sol. Y la vida seguirá . Conmigo o sinmigo. Como dijo Herminio Iglesias, antes de
perder aquellas elecciones que lo confinarían al olvido.
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