Como diría Silvio Rodríguez, "Va a hacer falta un buen otoño, tras un verano tan largo".
Tras los veranillos de "almas" y "del niño", que se han convertido en días de calor seco,
sofocante, cegadora la luz al mediodía, reiniciando incendios forestales,
secando la tierra y paralizando el viento,
dejando ese bochorno estático que respiramos.
como queriendo jugar con nosotros cuando la amenaza del fenómeno del Niño en ciernes,
con un Oceano de calientas aguas , donde el día es una estría cruel,
guardada en una celosía.
Se oye la vagabunda confesión de la llovizna,
Pasa como en la vida. Como en el cuento de Pedro y el lobo.
Pasa cuando no oímos las advertencias. Me pasa y nos pasa con demasiada frecuencia,
que no reconocemos nuestro errores, que no metemos el hombro.
Que somos buenos para quejarnos y regulares para solidarizarnos.
Ojalá que la lluvia de este día,
sea el inicio de un invierno normal
y no de un "Niño" espeluznante.
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