nadie considera lo que Venezuela le regala al mundo.
No saben que aporta con el 10 % del Ozono para la capa protectora de la Tierra con los silenciosos, distan
tes y luminosos relámpagos de Catatumbo, en el lago de Maracaibo.
Que genera tres millones diarios de barriles de energía de combustible fósil.

soberbio Orinoco, tan sólo con uno de sus tributarios, El Caroní, cerca del Delta Amacuro.
Que nos regala la Gran Sabana. Que nos muestra sus misteriosos y majestuosos tepuyes , de donde mana
el increíbe Salto del Angel de más de un kilómetro de caída plateada, que brota bíblicamente de una roca.
Que nos ofrece sus llanos y sus llaneros, sus caballos viejos y sus potrancas inquietas.
La alegría ruidosa y desprendida de su gente. Cuna de nuestros Libertadores.
La música joven de Dudamel. El Avila que nos permite ver el mar desde más de mil metros de altura.


De Francisco de Miranda a Miguel Otero Silva. De la revolución de Rajatabla.
De Simón Bolivar. Del Pico Espejo. De los Andes, del Vigia.

De la arena rosada de Canaima con su catarata dorada. De las Islas de Nueva Esparta.
A veces la coyuntura nos entretiene. Y el bosque no nos deja ver los árboles.
Gracias, Venezuela. Y que tire la primera piedra aquel que tenga su historia libre de pecados.
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