Los fallecimientos de Gal Costa (77), Pablo Milanés(79), y Erasmo Carlos (81), me dejan
pensando en que la muerte, democráticamente, nos tocará
iinexorablemente, sin pena
ni alegría , y muy
probablemente sin gloria.
Y me quedo pensando en lo que decía Miguel Hernández:
“Tanto penar, para morirse uno.”
Y sé , cosa que otros parecen ignorar, que los ataúdes no
tienen bolsillos.
Así es la vida, cholitos.
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