domingo, 8 de mayo de 2016

COMPORTAMIENTO NORMAL DE UN AFICIONADO AL FÚTBOL

En Brasil , son los "torcedores". "Torcem por seu time".(Hinchan por su team) En Argentina son

"fanas" , por su inofensivo (Los "barrabravas" no son aficionadios sino grupos de delincuentes

profesionales, asociados para ilícitos, maffias)

pero expresivo fanatismo ante el resultado de un patido de su equipo. En Ecuador son "hinchas". En

Uruguay también. Parece que se originó ahí la palabra, ya que cada equipo tenía su utilero, o sea el

hombre de la logística. Llevaba la ropa, camisetas, pantalonetas, polines, vendas, suspensorios,

calzado. Los recogía. Los lavaba y planchaba. Los distribuía. Además, en los tiempos anteriores a los

balones con válvulas, era quien llenaba, insuflando de aire las vejigas o "bleris" de caucho que iban

dentro del cuero cosido a mano, Es decir "hinchaba" los balones. En una maniobra rápida y hábil,al

sentirlos llenos y duros, torcía el tubito que servía de boquilla, la "tripa". La doblaba y amarraba con

una cabuya fina o piola, firmemente para evitar que la pelota se desinfle. La metía en la cámara de

de cuero, Y la cubría con un rombo del mismo material, que aquí se llamaba poncho, por nuestra

ruana tradicional. En un abrir y cerrar de ojos. El humilde y anónimo empleado del club, que no era

conocido, ni levantado en hombros en una final de triunfo, y que podía substituído sin que ningún afi-

cionado se diera cuenta de su ausencia, era al parecer el más entusiasta de ellos, que alentaba a su

equipo, gritando vivas a "todo pulmón". Era el "hincha pelotas". Importantísimo e invisible.

Cuando su equipo pierde, el aficionado abandona el estadio, lentamente, masculla pestes contra los

jugadores, contra el entrenador, de hecho contra el árbitro. Practica el hipotético "si es que...",

Medita soluciones. Busca culpables. Y nada de eso mitiga su tristeza. Llega a casa silencioso

y no habla de fútbol por lo menos tres o cuatro días. Lo más deshinividos lloran. Desdeñan las

noticias deportivas. Sólo ponen música en la radio.El jueves, renace tibiamente la esperanza ,de la

revancha deseada. Filosofan. "Esto es fútbol y el fútbol se cura con fútbol."

Cuando ganan, más si es a un rival clásico, por goleada, o mejor aún en el último minuto, tras

remontar un marcador adverso, se suben al carro de la victoria. Se incluyen. No juegan , Pero

dicen "ganamos". Corren al automóvil y van de emisora en emisora, oyendo comentarios, entrevistas,

hasta de la radio ("hinchas con micrófono") que está con el rival vencido. Y se solazan con su penar

igual que ellos penaron la semana pasada. llegan alegres a casa y corren a ver en la televisión  los

goles que ya vieron en la cancha, en todos los canales. Sus hijos no les hacen caso ,pero las cónyuges

les reconvienen. ¿No viste eso ya en el estadio? ¿O en el otro canal? Impertérritos siguen con su

deleite , que raya en la obsesión pero sólo es el "circo".

Y la semana siguiente vendrá otra incertidumbre. Porque el fútbol es pasión. La tristeza o el goce

en la pasión son intensos, mas fugaces.








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