viernes, 22 de marzo de 2013

EL HOMBRE CUERDO QUE SE ENAMORÓ DE UN MANIQUÍ



Joan Manuel Serrat De cartón piedra letra
Era la Gloria vestida de tul
con la mirada lejana y azul
que sonreía en un escaparate
con la boquita menuda y granate,
y unos zapatos de falso charol
que chispeaban al roce del sol.

Limpia y bonita. Siempre iba a la moda.
Arregladita como pa' ir de boda.

Y yo, a todas horas la iba a ver
porque yo amaba a esa mujer
de cartón piedra,
que de San Esteban a Navidades,
entre saldos y novedades,
hacía más tierna mi acera.

No era como esas muñecas de abril
que me arañaron de frente y perfil.
Que se comieron mi naranja a gajos.
Que me arrancaron la ilusión de cuajo.
Con la presteza que da el alquiler,
olvida el aire que respiró ayer.

Juega las cartas que le da el momento:
"mañana" es sólo un adverbio de tiempo.

No, no. Ella esperaba en su vitrina
verme doblar aquella esquina...
Como una novia,
como un pajarillo, pidiéndome:
"libérame, libérame...
y huyamos a escribir la historia".

De una pedrada me cargué el cristal
y corrí, corrí, corrí con ella hasta mi portal.
Todo su cuerpo me tembló en los brazos.
Nos sonreía la luna de marzo.
Bajo la lluvia bailamos un vals,
un, dos, tres, un, dos, tres... todo daba igual.

Y yo le hablaba de nuestro futuro,
y ella lloraba en silencio... os lo juro.

Y entre cuatro paredes y un techo
se reventó contra su pecho
pena tras pena.
Tuve entre mis manos el universo
e hicimos del pasado un verso
perdido dentro de un poema.

Y entonces, llegaron ellos.
Me sacaron a empujones de mi casa
y me encerraron entre estas cuatro paredes blancas,
donde vienen a verme mis amigos
de mes en mes...,
de dos en dos...,
y de seis a siete...


Hartado del amor de alquiler, y del comportamiento vil de algunas personas, entrega su amor a un
maniquí, en un acto de cordura absoluta. Por ello es capturado y encerrado en un hospital psiquiátrico. Está cuerdo. Con claridad meridiana lo describe. Hasta que aquellas personas que lo aislaron, lo enloquecen con la tristeza y la soledad. Al final de la canción, el pierde el juicio y revienta la música. Tal vez entonces pasa a la felicidad, lejos de la realidad diaria del repugnante lodazal en que puede caer el ser humano. Esta hermosa composición de Serrat me ha hecho interpretar así su narración.

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