Quién va a pedir por mi?
Quién , olvidando su propio dolor, va a preocuparse por mí? Y me va a dar aliento, y va a decirme
que no me comprenden, cuando yo estoy para todos?
A donde irá el espíritu profundo de la navidad, que han vivido mis hijos desde su infancia, aislados
de consumo y frivolidades?
A dónde irá esa sonrisa tierna y el mejor de los agradecimientos, que en mi oficio me ha dado to-
dos estos años?
Dónde va a guardarse esa ternura rara?
Siempre, las tardes de viernes santo, que recuerdo, han sido grises, tristes y lluviosos.
Este viernes brilló el sol sobre las vías vacías.
El sol a partir de este viernes tendrá otro significado para mi.
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