

La tarima exultante, las banderas que ondean, en la calle, verde y 35,.
y ¡Zas! Se quemó la televisión. Les sacaron el caramelo de la boca. La boligoma se rompió.

Como si nunca hubiesen ido al fútbol. El partido se acaba cuando el árbitro da el pitazo final, no
antes. Y como duele! Se refleja en el adusto rostro de Correa. La resaca comienza. Se viene el
tsunami.
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