44 balazos perforaron el cuerpo golpeado, caído e indefenso de este artista, que nunca hizo daño.

logró acabar de escribir su último y postrero poema . Un canto a la integridad.
A través de manos amigas, llegó a donde los Quilapayún un pedazito de papel, que llevaba el poema,
y viajó a Europa oculto en una cápsula de remedio.
El mediocre Pinochet Ugarte, murió después de fingir "demencia", en la ignominia al descu-
brirse su papel como ladrón, contrabandista, genocida y cobarde.
6 horas hizo fila para escupir el rostro del asesino, el hijo huérfano de los Prats, asesinados
con una bomba colocada en su coche, en Buenos Aires, por directo del abyecto Pinochet.
La historia ya se ha encargado de poner a cada uno en su lugar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario