domingo, 24 de noviembre de 2024

MAESTROS

 

22 de noviembre de 2024

 


Me he acordado de Manuel Larenas.

Médico y doctor.


Un hombre hecho de ternura y tiempo.

Me enseñó el milagroso secreto de la humildad digna, del respeto por el otro.

De tratar delicadamente a los enfermos, a los estudiantes, al prójimo.

Bondad monumental y tímida, que entra y sale de las vidas sin hacer ruido.

Borges no se equivocó al decir que la derrota tiene una dignidad que la victoria , por lo general, no ostenta.

Esa misma profundidad humana , que encontré en Arsenio De la Torre, y Mario Chancay.

Por ese siento que puedo vivir dignamente, y tratar de ser mejor.

domingo, 10 de noviembre de 2024

MILENIO

 En el dos mil uno empezamos,

con Torres caídas sin paz.
Irak y Afganistán además,
dos guerras que nunca acabamos.
En Crimea los conflictos hallamos,
y en Gaza el fuego no cede,
la codicia avanza y precede,
tierras santas en rojo arden.
Un mundo donde el odio es baluarte,
y el miedo al final nos sucede.

El Capitolio, Trump asalta,
el populismo avanza sin fin,
y Ucrania en la guerra sin fin,
del ruso que toma y resalta.
Con jinetes la escena se exalta:
Bolsonaro, Milei y demás,
con presagios de muerte quizás,
del apocalipsis soñando.
Irán y sus leyes negando,
la voz femenina detrás.

Afganistán en sombras queda,
mientras la tierra sufre y arde.
Inundación o sequía que invade,
y al planeta en silencio enreda.
Ya es tiempo de una última rueda,
en esta era que al fin nos deja.
El mundo en su paso se aleja,
y en su marcha final lo sentimos,
mientras solos en medio nos vimos,
al borde de una sombra tan vieja.

domingo, 27 de octubre de 2024

ME PIACE


Me place el dulce olor de la bencina,
la acetona, el perfume de la esencia,
sumergirme en la paz de la presencia
del agua en mil abrazos de piscina.

Curar pacientes, hacer la rutina
de un diálogo que flota en transparencia,
la consulta sin tiempo ni cadencia,
la palabra en su calma repentina.

El cielo azul de Quito, azul sereno,
la lluvia que me empapa y no me importa,
el viento de un verano casi ajeno.

La paz de estar conmigo, aunque me exhorte
mi juventud en un susurro ameno:
soledad, libertad, y vida corta.

sábado, 24 de agosto de 2024

EMPATIA

Hace dos años, el médico de urgencias Julio Armas, que ejerce en Elche (Alicante) y acumula una legión de seguidores en X, colgó en esta red social la foto de un cartel con el siguiente mensaje: “Cuando veas un paciente, acuérdate [de] que la enfermedad ya lo está tratando demasiado mal como para que tú lo hagas también”. La imagen cosechó más de 70.000 likes y un torrente de comentarios en torno a la empatía (o su ausencia) en la atención sanitaria. Poco después, Armas añadió un breve texto como anverso a su consejo inicial. Iba en este caso dirigido hacia el paciente, al que instaba a recordar que el doctor “está cansado de un sistema que no le cuida, de horas interminables” y, en definitiva, de ser el “muro de contención de una gestión nefasta”.

La repercusión de los tuits de Armas puso de manifiesto un viejo resquemor en la relación médico-paciente. En él subyace la desconfianza. Y aflora en acusaciones estereotípicas, en quejas recíprocas centradas en la falta de tacto o las exigencias desmedidas. Hay pacientes que lamentan ser despachados con gelidez burocrática. Y médicos que se preguntan cómo demonios ser cercanos cuando cada día se asoman a salas de espera en plena ebullición.

La faciliten o no los sistemas de salud, lo cierto es que la empatía en medicina importa. No hablamos solo de mera humanidad, de recurrir —por lógica moral— a la escucha atenta y considerada al relacionarnos con quien padece una dolencia. Es también cuestión de eficacia. Varias investigaciones han demostrado que los médicos que más se ponen en el lugar de sus pacientes obtienen mejores resultados clínicos. Ocurre con la diabetes, el cáncer o la hipertensión. También en la percepción del dolor, que se atenúa cuando median palabras amables. O al reducir (hasta en un 40%) los reingresos de personas aquejadas por un fallo cardiaco. Ya en 2001, una revisión de estudios publicada en The Lancet concluyó que los facultativos “cálidos y amistosos” tienen un “importante efecto terapeútico sobre sus pacientes”.

“Si fuera un medicamento, sería un super ventas; los médicos la prescribirían mucho y los pacientes la pedirían constantemente”, resume Jeremy Howick, quien dirige un centro para promover esta cualidad en el ámbito sanitario auspiciado por la Universidad de Leicester (Reino Unido). “No es un adorno, forma parte del núcleo duro de la curación”, abunda Montserrat Esquerda, directora del Instituto Borja de Bioética (IBB) de la Universidad Ramon Llull, con sede en Barcelona. Ambos expertos subrayan que la mayor adherencia al tratamiento y la reducción de los “elementos estresores”, en palabras de Esquerda, son razones de peso que explican por qué la empatía provoca un impacto positivo en la salud del paciente.

Esquerda la define como un “conglomerado de actitudes o habilidades” muy similar al espíritu compasivo. Y considera un tremendo error —incluso desde una óptica economicista— caer en la tentación de acortar las consultas para optimizar recursos. “Como se vio en [la obra de Stephen Trzeciak y Anthony Mazzarelli] Compassionomics [término que funde, en inglés, compasión y economía], la medicina con tiempo es rentable. Si tienes una relación corta con tu paciente, resulta probable que le pidas pruebas innecesarias y costosas”, afirma. Esquerda sabe que su discurso tiene algo de “contracultural” en una época tendente al “deslumbramiento tecnológico”. “Parece más fácil incorporar aparatos de última generación que dar algo más de tiempo a los profesionales”, sostiene. Howick reconoce que “ser doctor no es lo que era”, que ahora hay más prisa y peores condiciones. Pero añade que, incluso en un contexto desfavorable, pequeños gestos pueden marcar la diferencia: “Decirle tu nombre al paciente, sentarte cerca de él, no interrumpirle”.

La empatía conlleva además un posible beneficio para el propio médico: disminuye (o al menos neutraliza) su sensación de burnout, de estar quemado por las vicisitudes de su trabajo. Una revisión de estudios internacional aparecida en 2017 apuntaba en esta dirección, aunque sus autores matizaron que la causalidad plantea interrogantes: ¿Se queman menos los médicos empáticos o los médicos menos quemados son más empáticos? No se antoja, al parecer, sencillo saber si el huevo precede a la gallina. O cuándo un círculo virtuoso torna en vicioso. Howick opina recurriendo a una famosa cita de Nietzsche, que enmarca en la esencia del juramento hipocrático como voluntad de aliviar el sufrimiento: “Cuando tienes un porqué para vivir, puedes soportar casi cualquier cómo”.

En España, Oriol Yuguero, director de urgencias en el Hospital Universitario Arnau de Vilanova (Lleida), ha diseccionado a fondo la dinámica entre estas dos variables. Hace años creó una página en internet específica sobre el tema, y no alberga dudas de que la empatía ayuda a sobrellevar la dureza de la profesión. Con una salvedad: el período álgido del covid, cuando sentir el drama ajeno en las propias carnes jugó en contra del bienestar de los facultativos. Muchos se tiraron a una piscina de inmenso dolor sin saber nadar, y acabaron sucumbiendo a lo que se conoce como fatiga compasiva. Aun así, Yuguero no aboga —ni en épocas de tragedia sanitaria— por replegarse en la frialdad analítica. Mucho menos por abrazar un cinismo esnob al estilo del doctor House. Su apuesta pasa por “dotar a los profesionales de herramientas que les permitan gestionar” una relación próxima con el paciente sin comprometer su equilibrio emocional.

Organismos como el IBB o el Centro de Investigación Biomédica de La Rioja están diseñando en nuestro país programas formativos para enseñar a los doctores (presentes y futuros) cómo ser más empáticos. Las facultades de medicina se han convertido en objetivo prioritario, sobre todo ahora que sabemos que los estudiantes van perdiendo la capacidad de ponerse en la piel del otro a medida que avanzan en sus estudios. Pioneros en la observación pormenorizada de la empatía médica como Mohammadreza Hojat —quien creó la escala para medirla más utilizada en el mundo— descubrieron hace tiempo un fenómeno multicasual. Howick y otros autores publicaron en 2017 un repaso a la literatura sobre este asunto. Concluyeron que el principal factor de esta caída en actitudes empáticas se resume en un “currículum oculto” con rasgos comunes en distintos países: sobrecargado y exageradamente complejo. La consecuencia son médicos novatos que, con frecuencia, ya han integrado un trato impersonal con el paciente. Entre montañas de conocimiento teórico, bajo presión asfixiante, se fue erosionando su vocación de partida, la de curar personas.

Howick promueve un nuevo paradigma en la educación médica. Su propuesta busca pasar del “modelo biomédico —que ve al cuerpo como una máquina— hacia otro biopsicosocial” en el que los alumnos nunca olvidan “la conexión entre los hechos que aprenden y el ser humano”. El objetivo es que vaya arraigando un vínculo médico-paciente que no pierda de vista la mirada del otro. Esquerda habla de diálogo, de información compartida, de una conversación a dos en busca de las mejores decisiones, sobre todo al plantear “alternativas terapeúticas”. Para ella, la empatía hace camino: “La concibo como una carretera que se va creando y hace más fácil transitar la enfermedad”.






miércoles, 21 de agosto de 2024

SONETO XI : Garcilaso de la Vega

 Hermosas ninfas, que, en el río metidas,

contentas habitáis en las moradas
de relucientes piedras fabricadas
y en columnas de vidrio sostenidas;

agora estéis labrando embebecidas
o tejiendo las telas delicadas,
agora unas con otras apartadas
contándoos los amores y las vidas:

dejad un rato la labor, alzando
vuestras rubias cabezas a mirarme,
y no os detendréis mucho según ando,

que o no podréis de lástima escucharme,
o convertido en agua aquí llorando,
podréis allá despacio consolarme.








domingo, 11 de agosto de 2024

JOAO E MARIA



NOSTALGIA

 

6 de agosto del 2024

 

El pasado es tan dulce como el olor a gasolina

O la fragancia del aerosol usado en el 707

Como el sol luminoso en el intenso azul de un cielo

Sin nubes, y cruzado por los vientos libertarios,

Que marcaron nuestras vacaciones.

Cuando Quito tenía 200000 almas,

Y la Eloy Alfaro se llamó, “Las palmas”.



DENOMINACIONES

 

DENOMINACIONES

 

García Márquez escribió el cincuenticinco

Que la cortina de hierro, el telón de acero

De Winston Churchill,

Era un palo pintado en rojo y blanco entre

Dos garitas.

La caja negra es anaranjada.

El teléfono rojo entre Washington y Moscú,

Era una máquina de Telex negra.

Las bombas atómicas no se activan con un botón rojo,

A disposición de un dedo imprudente.

Los toros acuden a la muleta por su movimiento,

No por el rojo. No distinguen los colores.

La izquierda y la derecha,

Rojos y azules,

Jacobinos y giraldinos,

Se juntan fanáticamente,

En un violeta Vinotinto.

Älgido es gélido. Y el punto doloroso es álgico.

Si nos golpean quedamos doloridos,

No adoloridos.

La guerra

fría se calentó.

Los pellejos periungueales se llaman

Padrastros, no padastros.

La sauna tiene un artículo femenino.

No es el sauna.

La capital del estado de Washington es Olympia, no Seattle. 

lunes, 6 de mayo de 2024

VIDA; PASION Y MUERTE DE CESAR LUIS MENOTTI



 Ayer, cinco de mayo del 2024, falleció a los 85 años , César Luis Menotti.

Se murió nomás a los 85 años , en Argentina, "el flaco" Menotti.

Fue el entrenador que llevó por primera vez a obtener una copa del mundo, 

a su país , en el peor momento de la historia. La dictadura genocida de Videla, 

y compañía. 1978. Cuando los gritos de la muchedumbre en el Monumental 

de River, cubrían los gritos desgarradores de los torturados de la ESMA.

Nació en Noviembre del treinta y ocho en Rosario.

Su padre ,fumador empedernido al igual que su hijo, falleció en 1955 con cáncer

de pulmón, y el comenzó a jugar al fútbol.

Se hizo profesional a los 22 años en Rosario Central., pasando a jugar en Boca,

Racing y Santos de Brasil.

Entre el 73 y 74 dirigió  y sacó  campeón nacional a Huracán, el globito de Parque

Patricios, convirtiendo esa constelación en un elegante reloj de fútbol.

Arquero era el "Chocolate" Baley, un morocho, y teniendo al "Inglés" Carlos Babington,

a Brindisi, a Orlando René Houseman en la delantera, entre otros, brillaron. Eso llevó

a Menotti a ser llamado a dirigir a la Sección Nacional.

Alto,melenudo, elegantemente desgarbado, fumador de entre 40 y 60 cigarrillos al día,

parecía una versión beat de Daniel Viglietti.

Hombre de luces y sombres ( Qué ser humano, no lo es? ).

Afiliado al PC fue flexible con la dictadura, para que no se estropearan las reacciones 

comerciales con la URSS, al mismo tiempo manifestaba y demandaba que se aclare

el destino de los desaparecidos.

Un romántico del fútbol de buen toque y ofensivo ,tenía el extraño hábito de la ausencia

de la sonrisa, no se diga de la risa.

Lacoste, uno de los genocidas, era admirador del "Beto" Alonso. Y presionó para convocarlo,

lo que determinó la desafectación de Diego Maradona. Error.

Se desquitaría el año siguiente con el mundial juvenil de Japón donde Maradona brilló y

Díaz goleó. Acierto.

En fin, una flebitis ,se sumó a su anemia y pudo liberarse de la etapa senil, digno, rodeado

de los suyos.

Bien por él. Mal por mi. Porque siento que entonces yo tenía 40 años menos, y gozaba 

con El Gráfico, y con el fútbol. Como diría Dávila Andrade ,tenía entonces un 

bellisímo mal, del que poco me queda.

El tiempo y la vida me han dado otro portazo en la cara,

Asi nomás es, nos toca tener paciencia y barajar de nuevo.


lunes, 22 de abril de 2024

DAÑO CEREBRAL

 

Daño Cerebral

Después de cincuenta años de publicar el emblemático álbum " The Dark  Side of the Moon", de la banda Pink Floyd, se realizó un concurso mundial para presentar un ánime, que representara esta nostálgica alegoría que representa , la dolorosa emergencia de la esquizofrenia  de Syd Barret, líder de la banda en la segunda mitad de los sesentas, siendo este el resultado.



 

sábado, 20 de abril de 2024

MUERTE ES VIDA VIVIDA, VIDA ES MUERTE QUE VIENE

 

Roque Alberto Guillermo Espinosa Chávez.

Una unción extrema estremeció la vida.

Vida que fue un quehacer infatigable.

Un juego al todo o nada.

Corrió de Oeste a Este en un mágico tren transiberiano,

Una pasión en El Andaluz hurgando en los polvorientos

Documentos de las Cortes de Cartagena de Indias,

Secundado por la sombra de Mejía Lequerica,

Una noche de bohemia, confesiones, absoluciones,

Comulgando en un desayuno del mercado de San Roque,

Aventuras convencidas de trabajo en las alturas de Zumbahua,

Conversando con fantasmas del avión de Area ,en Chucchilán,

Jugando nuestra propia Copa Mundial de Fútbol en 1974,

En la cancha iluminada  y alucinada de Tumbaco.

Tu vivir entre estudios y conversaciones con rabietas encabritadas

Y una lealtad inquebrantable , confirmada para con tus amigos,

De humor finísimo, al fin bautizaste a la muerte un viernes de Abril.

Eres y serás una figura transparente para todos.

domingo, 3 de marzo de 2024

EMMA ZUNZ: JORGE LUIS BORGES

Emma Zunz

[Cuento - Texto completo.]

Jorge Luis Borges




El catorce de enero de 1922, Emma Zunz, al volver de la fábrica de tejidos Tarbuch y Loewenthal, halló en el fondo del zaguán una carta, fechada en el Brasil, por la que supo que su padre había muerto. La engañaron, a primera vista, el sello y el sobre; luego, la inquietó la letra desconocida. Nueve diez líneas borroneadas querían colmar la hoja; Emma leyó que el señor Maier había ingerido por error una fuerte dosis de veronal y había fallecido el tres del corriente en el hospital de Bagé. Un compañero de pensión de su padre firmaba la noticia, un tal Fein o Fain, de Río Grande, que no podía saber que se dirigía a la hija del muerto.

Emma dejó caer el papel. Su primera impresión fue de malestar en el vientre y en las rodillas; luego de ciega culpa, de irrealidad, de frío, de temor; luego, quiso ya estar en el día siguiente. Acto continuo comprendió que esa voluntad era inútil porque la muerte de su padre era lo único que había sucedido en el mundo, y seguiría sucediendo sin fin. Recogió el papel y se fue a su cuarto. Furtivamente lo guardó en un cajón, como si de algún modo ya conociera los hechos ulteriores. Ya había empezado a vislumbrarlos, tal vez; ya era la que sería.

En la creciente oscuridad, Emma lloró hasta el fin de aquel día del suicidio de Manuel Maier, que en los antiguos días felices fue Emanuel Zunz. Recordó veraneos en una chacra, cerca de Gualeguay, recordó (trató de recordar) a su madre, recordó la casita de Lanús que les remataron, recordó los amarillos losanges de una ventana, recordó el auto de prisión, el oprobio, recordó los anónimos con el suelto sobre “el desfalco del cajero”, recordó (pero eso jamás lo olvidaba) que su padre, la última noche, le había jurado que el ladrón era Loewenthal. Loewenthal, Aarón Loewenthal, antes gerente de la fábrica y ahora uno de los dueños. Emma, desde 1916, guardaba el secreto. A nadie se lo había revelado, ni siquiera a su mejor amiga, Elsa Urstein. Quizá rehuía la profana incredulidad; quizá creía que el secreto era un vínculo entre ella y el ausente. Loewenthal no sabía que ella sabía; Emma Zunz derivaba de ese hecho ínfimo un sentimiento de poder.

No durmió aquella noche, y cuando la primera luz definió el rectángulo de la ventana, ya estaba perfecto su plan. Procuró que ese día, que le pareció interminable, fuera como los otros. Había en la fábrica rumores de huelga; Emma se declaró, como siempre, contra toda violencia. A las seis, concluido el trabajo, fue con Elsa a un club de mujeres, que tiene gimnasio y pileta. Se inscribieron; tuvo que repetir y deletrear su nombre y su apellido, tuvo que festejar las bromas vulgares que comentan la revisación. Con Elsa y con la menor de las Kronfuss discutió a qué cinematógrafo irían el domingo a la tarde. Luego, se habló de novios y nadie esperó que Emma hablara. En abril cumpliría diecinueve años, pero los hombres le inspiraban, aún, un temor casi patológico… De vuelta, preparó una sopa de tapioca y unas legumbres, comió temprano, se acostó y se obligó a dormir. Así, laborioso y trivial, pasó el viernes quince, la víspera.

El sábado, la impaciencia la despertó. La impaciencia, no la inquietud, y el singular alivio de estar en aquel día, por fin. Ya no tenía que tramar y que imaginar; dentro de algunas horas alcanzaría la simplicidad de los hechos. Leyó en La Prensa que el Nordstjärnan, de Malmö, zarparía esa noche del dique 3; llamó por teléfono a Loewenthal, insinuó que deseaba comunicar, sin que lo supieran las otras, algo sobre la huelga y prometió pasar por el escritorio, al oscurecer. Le temblaba la voz; el temblor convenía a una delatora. Ningún otro hecho memorable ocurrió esa mañana. Emma trabajó hasta las doce y fijó con Elsa y con Perla Kronfuss los pormenores del paseo del domingo. Se acostó después de almorzar y recapituló, cerrados los ojos, el plan que había tramado. Pensó que la etapa final sería menos horrible que la primera y que le depararía, sin duda, el sabor de la victoria y de la justicia. De pronto, alarmada, se levantó y corrió al cajón de la cómoda. Lo abrió; debajo del retrato de Milton Sills, donde la había dejado la antenoche, estaba la carta de Fain. Nadie podía haberla visto; la empezó a leer y la rompió.

Referir con alguna realidad los hechos de esa tarde sería difícil y quizá improcedente. Un atributo de lo infernal es la irrealidad, un atributo que parece mitigar sus terrores y que los agrava tal vez. ¿Cómo hacer verosímil una acción en la que casi no creyó quien la ejecutaba, cómo recuperar ese breve caos que hoy la memoria de Emma Zunz repudia y confunde? Emma vivía por Almagro, en la calle Liniers; nos consta que esa tarde fue al puerto. Acaso en el infame Paseo de Julio se vio multiplicada en espejos, publicada por luces y desnudada por los ojos hambrientos, pero más razonable es conjeturar que al principio erró, inadvertida, por la indiferente recova… Entró en dos o tres bares, vio la rutina o los manejos de otras mujeres. Dio al fin con hombres del Nordstjärnan. De uno, muy joven, temió que le inspirara alguna ternura y optó por otro, quizá más bajo que ella y grosero, para que la pureza del horror no fuera mitigada. El hombre la condujo a una puerta y después a un turbio zaguán y después a una escalera tortuosa y después a un vestíbulo (en el que había una vidriera con losanges idénticos a los de la casa en Lanús) y después a un pasillo y después a una puerta que se cerró. Los hechos graves están fuera del tiempo, ya porque en ellos el pasado inmediato queda como tronchado del porvenir, ya porque no parecen consecutivas las partes que los forman.

¿En aquel tiempo fuera del tiempo, en aquel desorden perplejo de sensaciones inconexas y atroces, pensó Emma Zunz una sola vez en el muerto que motivaba el sacrificio? Yo tengo para mí que pensó una vez y que en ese momento peligró su desesperado propósito. Pensó (no pudo no pensar) que su padre le había hecho a su madre la cosa horrible que a ella ahora le hacían. Lo pensó con débil asombro y se refugió, en seguida, en el vértigo. El hombre, sueco o finlandés, no hablaba español; fue una herramienta para Emma como esta lo fue para él, pero ella sirvió para el goce y él para la justicia.

Cuando se quedó sola, Emma no abrió en seguida los ojos. En la mesa de luz estaba el dinero que había dejado el hombre: Emma se incorporó y lo rompió como antes había roto la carta. Romper dinero es una impiedad, como tirar el pan; Emma se arrepintió, apenas lo hizo. Un acto de soberbia y en aquel día… El temor se perdió en la tristeza de su cuerpo, en el asco. El asco y la tristeza la encadenaban, pero Emma lentamente se levantó y procedió a vestirse. En el cuarto no quedaban colores vivos; el último crepúsculo se agravaba. Emma pudo salir sin que lo advirtieran; en la esquina subió a un Lacroze, que iba al oeste. Eligió, conforme a su plan, el asiento más delantero, para que no le vieran la cara. Quizá le confortó verificar, en el insípido trajín de las calles, que lo acaecido no había contaminado las cosas. Viajó por barrios decrecientes y opacos, viéndolos y olvidándolos en el acto, y se apeó en una de las bocacalles de Warnes. Paradójicamente su fatiga venía a ser una fuerza, pues la obligaba a concentrarse en los pormenores de la aventura y le ocultaba el fondo y el fin.

Aarón Loewenthal era, para todos, un hombre serio; para sus pocos íntimos, un avaro. Vivía en los altos de la fábrica, solo. Establecido en el desmantelado arrabal, temía a los ladrones; en el patio de la fábrica había un gran perro y en el cajón de su escritorio, nadie lo ignoraba, un revólver. Había llorado con decoro, el año anterior, la inesperada muerte de su mujer -¡una Gauss, que le trajo una buena dote!-, pero el dinero era su verdadera pasión. Con íntimo bochorno se sabía menos apto para ganarlo que para conservarlo. Era muy religioso; creía tener con el Señor un pacto secreto, que lo eximía de obrar bien, a trueque de oraciones y devociones. Calvo, corpulento, enlutado, de quevedos ahumados y barba rubia, esperaba de pie, junto a la ventana, el informe confidencial de la obrera Zunz.

La vio empujar la verja (que él había entornado a propósito) y cruzar el patio sombrío. La vio hacer un pequeño rodeo cuando el perro atado ladró. Los labios de Emma se atareaban como los de quien reza en voz baja; cansados, repetían la sentencia que el señor Loewenthal oiría antes de morir.

Las cosas no ocurrieron como había previsto Emma Zunz. Desde la madrugada anterior, ella se había soñado muchas veces, dirigiendo el firme revólver, forzando al miserable a confesar la miserable culpa y exponiendo la intrépida estratagema que permitiría a la Justicia de Dios triunfar de la justicia humana. (No por temor, sino por ser un instrumento de la Justicia, ella no quería ser castigada.) Luego, un solo balazo en mitad del pecho rubricaría la suerte de Loewenthal. Pero las cosas no ocurrieron así.

Ante Aarón Loewenthal, más que la urgencia de vengar a su padre, Emma sintió la de castigar el ultraje padecido por ello. No podía no matarlo, después de esa minuciosa deshonra. Tampoco tenía tiempo que perder en teatralerías. Sentada, tímida, pidió excusas a Loewenthal, invocó (a fuer de delatora) las obligaciones de la lealtad, pronunció algunos nombres, dio a entender otros y se cortó como si la venciera el temor. Logró que Loewenthal saliera a buscar una copa de agua. Cuando este, incrédulo de tales aspavientos, pero indulgente, volvió del comedor, Emma ya había sacado del cajón el pesado revólver. Apretó el gatillo dos veces. El considerable cuerpo se desplomó como si los estampidos y el humo lo hubieran roto, el vaso de agua se rompió, la cara la miró con asombro y cólera, la boca de la cara la injurió en español y en ídisch. Las malas palabras no cejaban; Emma tuvo que hacer fuego otra vez. En el patio, el perro encadenado rompió a ladrar, y una efusión de brusca sangre manó de los labios obscenos y manchó la barba y la ropa. Emma inició la acusación que había preparado (“He vengado a mi padre y no me podrán castigar…”), pero no la acabó, porque el señor Loewenthal ya había muerto. No supo nunca si alcanzó a comprender.

Los ladridos tirantes le recordaron que no podía, aún, descansar. Desordenó el diván, desabrochó el saco del cadáver, le quitó los quevedos salpicados y los dejó sobre el fichero. Luego tomó el teléfono y repitió lo que tantas veces repetiría, con esas y con otras palabras: Ha ocurrido una cosa que es increíble… El señor Loewenthal me hizo venir con el pretexto de la huelga… Abusó de mí, lo maté…

La historia era increíble, en efecto, pero se impuso a todos, porque sustancialmente era cierta. Verdadero era el tono de Emma Zunz, verdadero el pudor, verdadero el odio. Verdadero también era el ultraje que había padecido; solo eran falsas las circunstancias, la hora y uno o dos nombres propios.

FIN

 

PRIMER ESTUDIO DE ARBOL EN ACRILICO

 


Atravesando la pandemia.

EL QUILOTOA ( A: C: )

 


Antes que Rafael Correa llegue a Zimbahua

ESTUDIO DE LA LUZ CORTANDO EL BOSQUE

 


EL BOSQUE DE LA NEBLINA

 


BUGANVILLA

 


La buganvilla que creció en la pared
de la casa de la tía de Mario Chancay
en Manabí.
La tia se llamaba Zoila Soledad,
pero se cambió el nombre.
Escogió Zoila Felicidad.

Vivió hasta los 106 años.
Era la felicidad.

UN GALLO

 


Un gallo de amanecida abre sus alas y canta,

entre tiniebla y rocío, la esperanza se levanta.

( A. Parra)

OLD FRIENDS

 






EL ORO DE LOS TIGRES

 

Lo perdido

¿Dónde estará mi vida, la que pudo

haber sido y no fue, la venturosa

o la de triste horror, esa otra cosa

que pudo ser la espada o el escudo

 


y que no fue? ¿Dónde estará el perdido

antepasado persa o el noruego,

dónde el azar de no quedarme ciego,

dónde el ancla y el mar, dónde el olvido

 

de ser quien soy? ¿Dónde estará la pura

noche que al rudo labrador confía

el iletrado y laborioso día,

 

según lo quiere la literatura?

Pienso también en esa compañera

que me esperaba, y que tal vez me espera.

miércoles, 21 de febrero de 2024

ESTA BIEN, MA..SOLO ESTOY SANGRANDO

Está Bien, Ma (Sólo Estoy Sangrando)

( por poesías como esta, Bob Dylan recibió un Nobel)


La oscuridad del mediodía

oscurece hasta la cuchara de plata,

la cuchilla hecha a mano y el balón del niño.

Eclipsa tanto el sol como la luna,

para entender que sabes demasiado pronto.

No tiene sentido intentarlo.

 

Amenazas intencionadas, ellas engañan con desprecio.

Las observaciones suicidas se desgarran.

Desde la boquilla de oro del estúpido, el cuerno hueco

toca palabras gastadas. Pruebas que advierten que

él no está ocupado naciendo, está ocupado muriéndose.

 

Las páginas de la tentación vuelan por la puerta.

Tú sigues, te encuentras a ti mismo en la guerra.

Observas cascadas de rugido piadoso,

sientes que te quejas pero a diferencia de antes

descubres que solo serías una

persona más llorando.

 

Así que no temas si escuchas

un sonido extraño en tu oído.

Está bien, ma. Solo estoy suspirando.

 

Mientras unos anuncian la victoria, otros la derrota.

Razones privadas grandes o pequeñas

pueden ser vistas en los ojos de aquellos que llaman

para hacer todo lo que debería ser asesinado para arrastrarse

mientras otros dicen que que no odian nada en absoluto

excepto el odio.

 

Palabras desilusionadas como balas de corteza,

al mismo tiempo que los dioses humanos apuntan a sus objetivos:

hacer de todo, desde pistolas de juguete que chispean

hasta Cristos de color carne que brillan en la oscuridad.

Es fácil de ver sin ir muy lejos que

no mucho es verdaderamente sagrado.

 


Mientras los predicadores predican sobre perversos destinos,

los profesores enseñan que el conocimiento espera,

puede conducirte a placas de cien cólares.

Dios se esconde detrás de sus puertas,

pero incluso el presidente de los Estados Unidos

a veces tiene que permanecer de pie desnudo.

 

Y aunque las reglas del camino han sido interpuestas,

son solamente juegos de la gente que tienes que esquivar.

Y está bien, ma. Puedo hacerlo.

 

Carteles publicitario, ellos te persuaden

para hacerte pensar que tu ere ese

que puede hacer lo que nunca se ha hecho

que puede ganar lo que nunca se ha ganado.

Mientras tanto la vida sigue ahí fuera

alrededor de ti.

 

Te pierdes, vuelves a aparecer.

De repente descubres que no tienes nada que temer.

Estás de pie sin nadie cerca,

cuando una voz temblorosa distante y poco clara

activa tus dormidos oídos para que escuches

que alguien cree que te ha encontrado de verdad.

 

Una pregunta en tus nervios está encendida,

Si embargo, ya sabes que no hay una respuesta segura

para satisfacerte. Asegura que no lo dejes,

que la mantengas en tu memoria y no olvides

que no es él, o ella, o ellos, o eso

a lo que perteneces.

 

Y aunque los maestros hacen las normas

para los hombres sabios y para los tontos...

No tengo nada, ma, con lo que vivir conforme.

 

Para ellos que deben obedecer a la autoridad

que ellos no respetan en ningún grado,

quienes desprecian su trabajo, sus destinos,

hablan celosamente de ellos, que son libres,

cultivan sus flores para ser

nada más que algo en lo que invertir.

 

Mientras algo en los principios bautizados para

estrictas corbatas plataformeras de fiesta.

Clubes sociales en el arrastre disfrazan

errantes, ellos pueden criticar libremente.

No dicen nada excepto a quién idolatrar

y dicen que Dios los bendice.

 

Mientras uno que canta con su lengua ardiendo

hace gárgaras en el ajetreo del coro

Muy molesto y enfadado desde los alicates de la sociedad,

al que no le importa venirse más arriba

sino llevarte más abajo en el agujero

en el que está.

 

Pero no quiero dañar o faltar

a cualquiera que viva en una cripta,

pero está bien, ma, si no puedo complacerle.

 

Juezas ancianas miran gente en pareja,

escasas en sexo, ellas se atreven

a imponer falsa moral, insultan y se quedan mirando

mientras que el dinero no habla, jura.

Obscenidad, ¿a quién le importa realmente?

Propaganda, todo es una farsa.

 

Mientras ellos que defienden lo que no pueden ver

con el orgullo de un asesino. La seguridad

arroja a las mentes más amargura

para ellos que piensan que la honestidad de la muerte

no caerá sobre ellos de forma natural.

La vida a veces tiene que hacerse solitaria.

 

Mis ojos chocan frontalmente con cementerios viscosos

Falsos dioses, yo raspo

en la mezquinidad que toca muy áspero.

Ando al revés dentro de las esposas,

golpeo mis piernas para partirlas,

digo "Vale, ya he tenido suficiente, ¿qué más puedes enseñarme?"

 

Y si mis pensamientos más profundos pudiesen ser vistos,

ellos probablemente pondrían mi cabeza en una guillotina...

Pero está bien, ma. Es la vida y la vida solamente.


lunes, 22 de enero de 2024

JORGE LUIS BORGES : MANUSCRITO ENCONTRADO EN UN LIBRO DE JOSEPH CONRAD

 


En las trémulas tierras que exhalan el verano,
El día es invisible de puro blanco. El día
Es una estría cruel en la celosía,
Un fulgor en las costas y una fiebre en el llano.

Pero la antigua noche es honda como un jarro
De agua cóncava. El agua se abre a infinitas huellas,
Y en ociosas canoas, de cara a las estrellas,
El hombre mide el vago tiempo con el cigarro.

El humo desdibuja gris las constelaciones
Remotas. Lo inmediato pierde prehistoria y nombre.
El mundo es unas cuantas tiernas imprecisiones.
El río, el primer río. El hombre, el primer hombre.


JULIO AND ME DOWN THE SCHOOLYARD

 


SEMANA NEGRA LA TERCERA DE MAYO


Para amanecer el lunes 22 murió mi tía, Beatriz Martínez, que me acompañó desde el cincuenta y seis.  Me cuidó de niño, con mi madre, su hermana menor, con quien tuvo una gran amistad.

Nos llevó en la adolescencia a ver a Aretha Franklin, cantando “ Respect”, en Caracas.

Nos respetaba el cabello largo, y entendía esa etapa con gracia y cariño.

Fue la última de su leva.

Falleció a los 96 años. Obligados a cerrar una etapa, a juro, y con un dolor infinito en el alma.

 

Ayer montando a su Rocinante, le falló la máquina a ese caballero templario, como ya no hay, Gonzalo Gordillo. Muerte súbita combatiendo los molinos de viento.

Don Quijote ha muerto y no hay quien le suceda.

Me consuela que estará en la infinita arcadia del no ser, donde no hay contrariedades, ni dolores y donde su equipo, el Aucas es el campeón reinante, sempiternamente.

Me duele la orfandad de su familia y su ausencia me trae un sinsentido a la cabeza.

 

Hoy operaron por tercera vez a mi amigo Alvaro. Hasta aquí va bien. Pero que andanada de golpes.

 

La vida sigue, pero más vacía. Todavía hay deberes.,