viernes, 16 de septiembre de 2016

VISITA AL DENTISTA

Como no hubo una clara batalla , con épicas jornadas, héroes  libertadores, o mártires mitificados,

en Brasil, descubierto accidentalmente por el portugués Alvarez Cabral en 1501, y que fue sede

del Imperio Lusitano, sino más bien una pausada transición a la época republicana, no estaba exsenta

de escaramuzas, ejércitos, y broncas, parece ser con un hombre anónimo, a diferencia del infatigable

Garibaldi, que unificó Italia, luchó en México, se casó con la uruguaya Anita Garibaldi, y se destacó

en Brasil, es decir un Ernesto Guevara antiguo e universal, pero no brasileño, había entre los comba-

tientes este anónimo ciudadano, que tenía entre otros, el oficio de sacar dientes y muelas. En

portugués  "Tira dentes". En el siglo XVII los barberos eran cirujanos. Ahora en Brasil, todas las

ciudades, tienen una plaza "Tiradentes", en homenaje a los republicanos.

En mi niñez los dentistas usaban turbina de polea y pedal, Anestesia con jeringas metálicas que

tenían unos dedales para asegurarlas en las manos del odontólogo, curaban con gutapercha, una

resina que se parecía a la plastilina, y se calentaba. Se la sacaba al cabo de unos días, en que no se

sabía si se tenía más miedo al dolor de diente o muela, o a la ejecución terapéutica. Y se hacia la

calza u obturación final, que no dolía, y era una amalgama de mercurio con otro metal, que duraba

para siempre. Y te regalaban un poco de mercurio para jugar con ese platino líquido y venenoso,

de una movilidad estética y proteiforme que nos fascinaba.

Ahora eso está en los archivos de la antigüedad .

Existen turbinas supersónicas, anestesias magníficas, y técnicas increíbles como la de las

obturaciones con resinas aporcelanadas, blanqueo dental. Endodoncia, ortodoncia.

Extracciones delicadas, rayos laser, y todo por mejorar aun más.

Ahora ir al odontólogo, ya no es como ir terror ni a la guillotina. Y el molino anda bien.


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