sábado, 23 de abril de 2016

LA LUNA ORIENTAL

A veces, al final del crepúsculo, al morir el día

me siento en la silla del jardín, con la mirada

clavada en el lugar donde se dibuja

el borde ya negro del horizonte, que delinea depurada

una región donde se traza la fusión de la cordillera

 con un cielo estrellado. La  noche azul  como una estría,

y entre las obscuras siluetas de las plantas , aparece blanca, inmaculada,

con una gigantesca luz redonda atravesada

la luna en el oriente, que en su lenta levantada

baña de plateado silencio este jardín,

y ahí queda  embrujada

mi mirada que refleja ese color argentinado.

No habrá lluvia al día siguiente.

Habrá sol, calor amarillo y refulgente.

La espero cada mes como se espera

el pequeño verano de la esfera.

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