domingo, 6 de marzo de 2016

EL CINE EN QUITO : MI JUVENTUD TEMPRANA

Todo lo que se difumina en ese plácido y vago manto del recuerdo, se torna como una imagen de

sosiego, y despreocupada paz, y alegría simple. Pasaban funciones matutinas, que se llamaban

"vermouth", en la tarde el "matiné". La tristeza vesperal del domingo: "especial", nefasto augurio

de que se aproximaba el ominoso lunes, y la rutina de la escuela. Y "noche". Para adultos.

Algunos cines, todos de barrio, con tecnología de la época, y la magia de lo simple, daban funciones

"continuas". Comenzaban a las dos de la tarde y acababan pasada la medianoche. Asistían las

"personas adultas". De ahí que cuando uno llegaba atrasado a clases, no faltaba algún ocurrido

compañero que la decía en voz clara y alta: "No es continuo".

Daban dobletes. La censura era: a) Apta para todo público . b) No apta para menores de 12 años.

c)Prohibida para menores de 18 años. d) Sóla se admitirán persones mayores de 21 años.

Atractivo especial, para burlar la prohibición, ese claro objeto del deseo de todos los adolescentes.

La "vermouth" de las 10 de la mañana, que los domingos , era "de gancho", dos con un boleto.

La algarabía infantil, se iba acallando cuando con la magia del reóstato, las luces se iban apagando.

Y comenzaba un mundo paralelo de aventuras y emociones. Ya en media función alguien traía perros

caliente, con un encurtido gourmet de cebolla paiteña, y que nos vacunaba contra cualquier infección

intestinal, y chocolates "Bíos", envueltos en celofán. Era literalmente la felicidad.

Al salir, la luz canicular del mediodía nos cegaba. Nuetros padres nos recogían y a volviamos

al acogedor hogar.

Teatros como el Bolívar, costan 12 sucres con sesenta centavos. Muchos como el Colón , cobraban

diez, con veinte, y los pequeños, de barrio : Ocho sucres con veinte centavos.

Había una red de películas eróticas: el Hollywood, el Granada, y a veces , el "América".

Como diría Serrat, cantando "Mi niñez", creo que entonces, yo era feliz.


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