martes, 29 de marzo de 2016
domingo, 27 de marzo de 2016
CRUYFF: GALLINA EN PIEL
http://deportes.elpais.com/deportes/2016/03/24/actualidad/1458839769_195992.html
Gallina en piel
Johan Cruyff fue un visionario, un genio que ignoraba la lógica y hasta un consentido de la gloria
Vaya por delante que hay que ser muy osado, temerario incluso, para pretender siquiera despedir a los mitos, para los que nunca hay biógrafo a la altura. Más aún cuando se trata de alguien que trasciende a la dimensión de su personaje, por muy extraordinaria que esta sea. Porque Johan Cruyff no fue solo un futbolista de un Olimpo exclusivo y no solo fue un entrenador de época. Fue, es y será mucho más, un visionario, un genio que ignoraba la lógica y hasta un consentido de la gloria, de una gloria que le llegó por el camino más difícil, por vías revolucionarias solo al alcance de unos pocos elegidos. Un testamento ante el que es inevitable que se te ponga “gallina en piel”, como solía decir en su adaptación libre del castellano, que para eso era Johan Cruyff hasta con sus quiebros de palabra.
Desde que su madre limpiaba los aseos del estadio del Ajax tras la prematura muerte de su progenitor cuando el pequeño Johan solo tenía 12 años, a este maestro de lo imposible no se le ocurrió mejor cosa que convertir el fútbol en lo contrario a la metáfora de su vida infantil. Él no estaba en este mundo que le había golpeado para ser uno más, ni siquiera un grande entre los grandes. Johan Cruyff vino al mundo para ser Johan Cruyff.
Lejos de escudarse en las vicisitudes familiares, El Flaco se rebeló contra el destino. Un subversivo en toda regla, henchido de orgullo desde que pisó las categorías inferiores del club de Ámsterdam, donde el apellido Cruyff remitía de inmediato a la humilde limpiadora. Fue su primer gran regate, se plantó ante todos y desde el primer día se puso dos escalones por encima, nada de complejos. Melenudo y huesudo, se aupó sobre todos y, casi con pañales, lideró la batalla de los jugadores holandeses por el profesionalismo. Porque en el fútbol, Cruyff también fue sindicalista, presidente, juez, fiscal, profeta, educador infantil, comercial…
Lo de Cruyff siempre fue fútbol protesta. Era su banda sonora
Tras poner al Ajax y a Holanda en el mapa futbolístico, en vez de acomodarse en el mundo espumoso de las celebridades, rompió lazos con la selección y con su club en pleno apogeo. Dio dos portazos y emigró a Barcelona, entonces una entidad momificada después de haber interiorizado hasta el hueso un pesimismo y victimismo crónicos. Llegó a la casa azulgrana como un mesías y hasta impuso por narices el nombre de Jordi a su único hijo varón.
Como jugador dejó más ruido que nueces hasta que discutió con la directiva. Luego, se abanicó con Pelé y Beckenbauer en Nueva York, se rebajó por pasta en el Levante y se vengó de su Ajax alistándose en el Feyenoord, rival eterno. Para Cruyff, que se las sabía y se las sabe todas, el fútbol ya era tanto un objeto de pasión como de consumo. Quería, reclamaba siempre, su gobernanza en el fútbol. Él era el poder único, en el césped, la caseta, el palco, la Generalitat, el Bernabéu, la Plaza Sant Jaume o la corte de turno.
El fútbol y la vida le cabían en las botas y en la cabeza, era un simposio andante que no estaba dispuesto a compartir ningún bastón de mando. No hay forma de sujetar en corto a tipos así, a gente que va siempre en dirección contraria a los mundanos, sin miedo alguno a los patinazos. Lo sabía Josep Lluis Núñez, cabecilla de aquellas nomenclaturas que creían poder apropiarse de este juego desde el púlpito de la tribuna, del que hacían su sala de estar.
De un plumazo, Cruyff, que ya había hecho un peritaje socio-político de Cataluña, cambió la cara a la institución, de repente optimista como ninguna, sacudida toda la caspa. Eso sí, no sin antes pasar por un chalado caprichoso: que si Koeman era un gordinflón y Stoitchkov un locuelo… Que si Ferrer y Sergi eran dos defensas gnomos y Guardiola un monicaco sin regate, disparo y velocidad… Y qué decir cuando le daba por alinear a Lineker y Julio Salinas como extremos, o a Eusebio y Goicoetxea como laterales en un equipo sin delantero centro, como el Ajax y la Holanda que él había capitaneado, o el Barça que hoy articula Messi o la selección que entronizaron cruyffistas de cuna sin saberlo como Xavi e Iniesta.
Lo de Cruyff siempre fue fútbol protesta. Era su banda sonora, la que logró para el Barça y España una emancipación generacional que llevó a ambos a la cúspide posterior. A nadie deben más esos y otros tantos locos bajitos que a este loco tan cuerdo. Con Johan la ilógica acabó por ser de lo más lógica. Ese es su incunable legado, no los títulos, Balones de Oro, sus vuelos y cambios de ritmo tan magistrales como plásticos. Ni siquiera cabe discutir si merece el panteón de Di Stéfano y Pelé. Lo sublime de Johan es que cuando le creías escuchar o creías interpretar siempre acababas con la “gallina en piel”. Con estas líneas, ayer más que nunca uno sintió lo de la piel y la gallina.
POR QUE CRUYFF NO FUE AL MUNDIAL DEL 78
http://deportes.elpais.com/deportes/2016/03/26/actualidad/1459016208_669167.html
“¡Cómo iba a matar a Cruyff! Él era dios”
Carlos González Verburg, marinero gallego, protagonizó un violento asalto al domicilio de la leyenda holandesa que hizo que no jugase el Mundial de 1978
Aquel verano de 1977 Raimundo Calviño Garrido y Carlos González Verburg volvieron a juntarse en Seixo, Marín, frente al mar de la ría de Pontevedra. Eran ya dos hombres adultos. Se habían conocido de críos cuando Carlos regresó de Barcelona, donde había nacido. Era hijo de Abundio y Pieternella, una mujer holandesa que su padre había conocido en Cataluña. Como su padre, Carlos viró hacia el mar y se empleó en American Line. Fue durante muchos años, en Rotterdam, el mejor embajador de los gallegos que subían a Holanda a buscar un futuro.
Esa noche de primeros de septiembre Carlos y Raimundo, otro marinero, cenaron juntos para despedirse; Carlos volvía a Rotterdam. Raimundo recuerda la cena, el vino y las confidencias. Todos los detalles regresaron a su cabeza ocho días después, cuando el nombre de Carlos salió en los periódicos.
-Me dijo que volvería a Holanda a través de Barcelona porque tenía que hacer unas cosas. Mi amigo era una persona muy introvertida, muy callada. Hay algo que yo recuerdo de esa cena: hablamos un poco de fútbol. Lo recuerdo porque a Carlos no le gustaba especialmente el fútbol, aunque había jugado en Holanda y había conocido, no sé de qué modo, a Rinus Michels.
Carlos González Verburg era hincha del Real Madrid y del Ajax de Amsterdam. En aquella cena habló con rara amargura de la admiración que sentía por Cruyff. “Ese mocoso”, le llamaba (Carlos era 16 años mayor). “Es el mejor jugador del mundo, y nosotros no llegamos a nada”.
Carlos atravesaba la peor época de su vida. Se había separado de su mujer, la holandesa Wilhemina Engel, con la que había tenido cuatro hijos: Juanita, Norman, Carlos y William. Fumaba hierba en exceso, todo el día. Y su amigo Raimundo cree que por entonces ya había iniciado una relación con otra mujer con la que tuvo dos hijas que nunca reconoció legalmente, Elvira y Jennifer, pese mantener con ellas una relación extraordinaria.
Ocho días después de esa cena, Carlos, un hombre alto y atlético, atractivo, llamó a la puerta de la casa de los Cruyff en Barcelona. Eran las 21.30. Carlos sabía que Rinus Michels vivía en el Hotel Princesa Sofía, así que engañó a Danny, la esposa de Cruyff, diciéndole que traía un recado del entrenador para la estrella del Barcelona. Nada más irrumpir en la casa se desató una pesadilla para los Cruyff. Carlos encañonó al jugador en la cabeza con un rifle del 22, lo ató a una silla poniéndole esparadrapo en la boca y en los ojos; ató a su mujer, Danny, dejándola tirada en el suelo. Los tres hijos de la pareja estaban en sus habitaciones. Según el relato de Cruyff, que sólo habló del suceso en Catalunya Radio en 2008, y años después en L’Equipe, su mujer pudo liberarse y salir corriendo para avisar a los vecinos. La Vanguardia, al día siguiente del suceso, informó de que Danny había cogido el arma de Carlos aprovechando un descuido del delincuente, que la había dejado en el suelo para acomodar al astro.
Carlos trató de huir a la carrera por el garaje, pero fue rodeado por los vecinos. Fue detenido e internado en la Modelo, donde se corrió la voz de que aquel hombre había encañonado al mito culé y aterrorizado a su familia. A las pocas semanas cuatro presos lo rodearon y le dieron una paliza de muerte; Carlos pasó varias semanas en la enfermería. Fuera, mientras tanto, Cruyff decidía no acudir al Mundial de Argentina, donde se esperaba la coronación de la Naranja Mecánica. Nunca aclaró los motivos hasta 2008: antepuso la seguridad de su familia al fútbol, pasó varios meses con la policía durmiendo en casa y sus hijos yendo escoltados al colegio, y a una Copa del Mundo “si no vas al 200%, no puedes ir”.
Carlos González Verburg no pasó mucho tiempo en prisión. Se recuperó de la paliza gracias a la ayuda, entre otros, de un pariente lejano suyo, el pontevedrés Rafael González Adrio. González Adrio, exjugador de baloncesto de Barcelona y Real Madrid, se convirtió con el tiempo en un traumatólogo de prestigio, jefe de los servicios médicos del Barcelona durante 18 años y uno de los médicos de confianza de Johan Cruyff. Recuperado, González Verburg regresó primero a su pueblo, Seixo, antes de partir a Holanda; en Galicia los vecinos y familiares habían reunido el dinero necesario para pagarle la fianza. Raimundo recuerda el impacto de la noticia entre los vecinos. Corrió como nunca volvió a correr otra: “Carlos el de Abundio intentó secuestrar a Johan Cruyff”.
Raimundo Calviño Garrido y Carlos González Verburg eran gentes del mar, habitualmente personas de pocas palabras. Si uno no quiere hablar, el otro no pregunta. El asalto a la casa de Cruyff nunca fue tenido en cuenta por el grupo íntimo de amigos de Carlos. Se consideró un acto irracional y oscuro de un hombre que perdió momentáneamente las riendas de su vida y su cabeza, dañada por las drogas. Tampoco él supo explicar por qué lo hizo: su familia tenía dinero y le habían dejado a él y sus hermanos fincas del Pazo de Aguete, que pertenecía a familiares suyos. Un patrimonio grande que fueron vendiendo paulatinamente.
Carlos continuó viajando todos los años desde Rotterdam a Seixo. En coche, porque no se subía a un avión. Primero en un Seat Ibiza y luego en un Skoda. Un día Raimundo reunió fuerzas:
-Carlos, como foi que quixeches raptar a Cruyff.
Carlos, ya anciano, se echó a reir. Raimundo insistió. Carlos negó con la cabeza: “Estaba ata as papes de porros”.
-Pero fuches a Barcelona coa idea. Quixeches matalo?
-Que ía querer matalo! Cruyff era dios.
Hace dos años Carlos se partió la cadera en Galicia; fue ingresado primero en el Hospital Montecelo, luego en el Domínguez y finalmente en una residencia de Poio, la Ballesol, atendido siempre por Raimundo Calviño y su familia. Cuando estuvo recuperado su amigo lo llevó al aeropuerto para que lo recogiese su hija Elvira y lo llevasen de vuelta a Rotterdam. Desde allí Carlos llamó a Raimundo para decirle que algo había ido mal: le había dado una trombosis. Fue la última conversación de una amistad de 40 años. En la siguiente llamada desde Rotterdam, a los quince días, Raimundo supo que Carlos había muerto. Era el 5 de septiembre de 2014.
Después de la trombosis Carlos dictó unas últimas voluntades: que sus cenizas se llevasen a Galicia y fuesen tiradas al mar de Aguete. Que sonase, en su despedida, Un canto a Galicia de Julio Iglesias y la Canción del Mariachi interpretada por Antonio Banderas.
“¡Cómo iba a matar a Cruyff! Él era dios”
Carlos González Verburg, marinero gallego, protagonizó un violento asalto al domicilio de la leyenda holandesa que hizo que no jugase el Mundial de 1978
Aquel verano de 1977 Raimundo Calviño Garrido y Carlos González Verburg volvieron a juntarse en Seixo, Marín, frente al mar de la ría de Pontevedra. Eran ya dos hombres adultos. Se habían conocido de críos cuando Carlos regresó de Barcelona, donde había nacido. Era hijo de Abundio y Pieternella, una mujer holandesa que su padre había conocido en Cataluña. Como su padre, Carlos viró hacia el mar y se empleó en American Line. Fue durante muchos años, en Rotterdam, el mejor embajador de los gallegos que subían a Holanda a buscar un futuro.
Esa noche de primeros de septiembre Carlos y Raimundo, otro marinero, cenaron juntos para despedirse; Carlos volvía a Rotterdam. Raimundo recuerda la cena, el vino y las confidencias. Todos los detalles regresaron a su cabeza ocho días después, cuando el nombre de Carlos salió en los periódicos.
-Me dijo que volvería a Holanda a través de Barcelona porque tenía que hacer unas cosas. Mi amigo era una persona muy introvertida, muy callada. Hay algo que yo recuerdo de esa cena: hablamos un poco de fútbol. Lo recuerdo porque a Carlos no le gustaba especialmente el fútbol, aunque había jugado en Holanda y había conocido, no sé de qué modo, a Rinus Michels.
Carlos González Verburg era hincha del Real Madrid y del Ajax de Amsterdam. En aquella cena habló con rara amargura de la admiración que sentía por Cruyff. “Ese mocoso”, le llamaba (Carlos era 16 años mayor). “Es el mejor jugador del mundo, y nosotros no llegamos a nada”.
Carlos atravesaba la peor época de su vida. Se había separado de su mujer, la holandesa Wilhemina Engel, con la que había tenido cuatro hijos: Juanita, Norman, Carlos y William. Fumaba hierba en exceso, todo el día. Y su amigo Raimundo cree que por entonces ya había iniciado una relación con otra mujer con la que tuvo dos hijas que nunca reconoció legalmente, Elvira y Jennifer, pese mantener con ellas una relación extraordinaria.
Ocho días después de esa cena, Carlos, un hombre alto y atlético, atractivo, llamó a la puerta de la casa de los Cruyff en Barcelona. Eran las 21.30. Carlos sabía que Rinus Michels vivía en el Hotel Princesa Sofía, así que engañó a Danny, la esposa de Cruyff, diciéndole que traía un recado del entrenador para la estrella del Barcelona. Nada más irrumpir en la casa se desató una pesadilla para los Cruyff. Carlos encañonó al jugador en la cabeza con un rifle del 22, lo ató a una silla poniéndole esparadrapo en la boca y en los ojos; ató a su mujer, Danny, dejándola tirada en el suelo. Los tres hijos de la pareja estaban en sus habitaciones. Según el relato de Cruyff, que sólo habló del suceso en Catalunya Radio en 2008, y años después en L’Equipe, su mujer pudo liberarse y salir corriendo para avisar a los vecinos. La Vanguardia, al día siguiente del suceso, informó de que Danny había cogido el arma de Carlos aprovechando un descuido del delincuente, que la había dejado en el suelo para acomodar al astro.
Carlos trató de huir a la carrera por el garaje, pero fue rodeado por los vecinos. Fue detenido e internado en la Modelo, donde se corrió la voz de que aquel hombre había encañonado al mito culé y aterrorizado a su familia. A las pocas semanas cuatro presos lo rodearon y le dieron una paliza de muerte; Carlos pasó varias semanas en la enfermería. Fuera, mientras tanto, Cruyff decidía no acudir al Mundial de Argentina, donde se esperaba la coronación de la Naranja Mecánica. Nunca aclaró los motivos hasta 2008: antepuso la seguridad de su familia al fútbol, pasó varios meses con la policía durmiendo en casa y sus hijos yendo escoltados al colegio, y a una Copa del Mundo “si no vas al 200%, no puedes ir”.
Carlos González Verburg no pasó mucho tiempo en prisión. Se recuperó de la paliza gracias a la ayuda, entre otros, de un pariente lejano suyo, el pontevedrés Rafael González Adrio. González Adrio, exjugador de baloncesto de Barcelona y Real Madrid, se convirtió con el tiempo en un traumatólogo de prestigio, jefe de los servicios médicos del Barcelona durante 18 años y uno de los médicos de confianza de Johan Cruyff. Recuperado, González Verburg regresó primero a su pueblo, Seixo, antes de partir a Holanda; en Galicia los vecinos y familiares habían reunido el dinero necesario para pagarle la fianza. Raimundo recuerda el impacto de la noticia entre los vecinos. Corrió como nunca volvió a correr otra: “Carlos el de Abundio intentó secuestrar a Johan Cruyff”.
Raimundo Calviño Garrido y Carlos González Verburg eran gentes del mar, habitualmente personas de pocas palabras. Si uno no quiere hablar, el otro no pregunta. El asalto a la casa de Cruyff nunca fue tenido en cuenta por el grupo íntimo de amigos de Carlos. Se consideró un acto irracional y oscuro de un hombre que perdió momentáneamente las riendas de su vida y su cabeza, dañada por las drogas. Tampoco él supo explicar por qué lo hizo: su familia tenía dinero y le habían dejado a él y sus hermanos fincas del Pazo de Aguete, que pertenecía a familiares suyos. Un patrimonio grande que fueron vendiendo paulatinamente.
Carlos continuó viajando todos los años desde Rotterdam a Seixo. En coche, porque no se subía a un avión. Primero en un Seat Ibiza y luego en un Skoda. Un día Raimundo reunió fuerzas:
-Carlos, como foi que quixeches raptar a Cruyff.
Carlos, ya anciano, se echó a reir. Raimundo insistió. Carlos negó con la cabeza: “Estaba ata as papes de porros”.
-Pero fuches a Barcelona coa idea. Quixeches matalo?
-Que ía querer matalo! Cruyff era dios.
Hace dos años Carlos se partió la cadera en Galicia; fue ingresado primero en el Hospital Montecelo, luego en el Domínguez y finalmente en una residencia de Poio, la Ballesol, atendido siempre por Raimundo Calviño y su familia. Cuando estuvo recuperado su amigo lo llevó al aeropuerto para que lo recogiese su hija Elvira y lo llevasen de vuelta a Rotterdam. Desde allí Carlos llamó a Raimundo para decirle que algo había ido mal: le había dado una trombosis. Fue la última conversación de una amistad de 40 años. En la siguiente llamada desde Rotterdam, a los quince días, Raimundo supo que Carlos había muerto. Era el 5 de septiembre de 2014.
Después de la trombosis Carlos dictó unas últimas voluntades: que sus cenizas se llevasen a Galicia y fuesen tiradas al mar de Aguete. Que sonase, en su despedida, Un canto a Galicia de Julio Iglesias y la Canción del Mariachi interpretada por Antonio Banderas.
viernes, 25 de marzo de 2016
LA SEMANA MAYOR EN NUESTROS TIEMPOS
Recuerdo que en Semana Santa, se vivía un tiempo de recogimiento y refelexión. Después ya de
adulto joven, aunque sin fe alguna, me impresionaba la magnificiente y plásica liturgia con Las
Caudas, en la catedral, el desfile de los cucuruchos púrpuras, mártires de su conciencia, intoxicados
de castigos y silicios encarnados, para pagar sus culpas, para exorcisar sus fantasmas.
El viernes Santo, siempre llovía, y la gente se recogía en las iglesias para el silencioso lamento del
pecado inexistente.
Y se escuchaba Música Sacra y Cantos Gregorianos en las emisoras radiales.
Hoy día no hubo una sola radio que nos regalara esa belleza auditiva y solemne.
Rumiando los 2 puntos perdidos por la sección de fútbol en casa ante paraguay. Una Radio Católica
dando un sermón, radios pregonando el espectáculo del evangelismo. La gente en la Playa.
Otros comiendo Fanesca.
A principios de la semana Mayor un atentado suicida deja más de treinta muertos y más de 300
heridos en el aeropuerto y en el tren subterraneo, en nombre del Islam, del Califato y de la guerra
"Santa" contra los infieles. (Que son los que pueden o no creer en lo que los guerreros del "jidah"
creen,) y que estuvieron en el momento y en el sitio equivocados.En Bélgica.
Felices Pascuas.
adulto joven, aunque sin fe alguna, me impresionaba la magnificiente y plásica liturgia con Las
Caudas, en la catedral, el desfile de los cucuruchos púrpuras, mártires de su conciencia, intoxicados
de castigos y silicios encarnados, para pagar sus culpas, para exorcisar sus fantasmas.
El viernes Santo, siempre llovía, y la gente se recogía en las iglesias para el silencioso lamento del
pecado inexistente.
Y se escuchaba Música Sacra y Cantos Gregorianos en las emisoras radiales.
Hoy día no hubo una sola radio que nos regalara esa belleza auditiva y solemne.
Rumiando los 2 puntos perdidos por la sección de fútbol en casa ante paraguay. Una Radio Católica
dando un sermón, radios pregonando el espectáculo del evangelismo. La gente en la Playa.
Otros comiendo Fanesca.
A principios de la semana Mayor un atentado suicida deja más de treinta muertos y más de 300
heridos en el aeropuerto y en el tren subterraneo, en nombre del Islam, del Califato y de la guerra
"Santa" contra los infieles. (Que son los que pueden o no creer en lo que los guerreros del "jidah"
creen,) y que estuvieron en el momento y en el sitio equivocados.En Bélgica.
Felices Pascuas.
OTRA CANALLADA Y YA VAN....
Charlotte Mazoyer fue asaltada y herida mortalmente una noche en la llamada "pata de Guápulo",
colindande al Norte con el Hotel Quito, por tres delicuentes armados , que la asaltaron y la hirieron
para robarla. Siendo detenidos esa misma noche , un poco al Sur de ese sector, en otro delito
flagrante de iguales características, Siendo apresados, juzgados y condenados. Guardan prisión.
Llegó la paciente a la Clínica Pichincha siendo atendida inmediatamente, dado lo grave del caso , y
sin exigencias burocráticas ni pecunarias de ninguna clase como está registrado en videos de las
cámaras de Seguridad dentro de la Clínica.
La acusación penal contra el Dr. Carlos López, que llegó a atenderla seis minutos después de haber
sido llamado, y del Dr. Francisco López Vásconez, gerente y representante legal de la clínica,
que ni siquiera estaba al tanto de lo de lo que pasaba ese momento, fue revisada y subestimada
por tres veces. No había caso para continuar con el proceso. Francia (Caso Dreyfuss) presiona y
Correa, Jahlk, Corte constitucional ceden, se arrodillan altiva i soberanamente, y en infamante caso
de inequidad de justicia (En este país los valores hace rato se escriben con minúscula) ceden
y condenan a los inocentes.
La misma faena de Correa al homenajear a su primo , el delincuente Pedro Delgado, y dejarlo huir en
primera clase.A su mansión en Miami.
Viernes Santo para los católicos Jalhk, Correa , escribas y fariseos. Crucfiquen a los inocentes.
Allá en
el horno, "se vamo' a encontrar.
colindande al Norte con el Hotel Quito, por tres delicuentes armados , que la asaltaron y la hirieron
para robarla. Siendo detenidos esa misma noche , un poco al Sur de ese sector, en otro delito
flagrante de iguales características, Siendo apresados, juzgados y condenados. Guardan prisión.
Llegó la paciente a la Clínica Pichincha siendo atendida inmediatamente, dado lo grave del caso , y
sin exigencias burocráticas ni pecunarias de ninguna clase como está registrado en videos de las
cámaras de Seguridad dentro de la Clínica.
La acusación penal contra el Dr. Carlos López, que llegó a atenderla seis minutos después de haber
sido llamado, y del Dr. Francisco López Vásconez, gerente y representante legal de la clínica,
que ni siquiera estaba al tanto de lo de lo que pasaba ese momento, fue revisada y subestimada
por tres veces. No había caso para continuar con el proceso. Francia (Caso Dreyfuss) presiona y
Correa, Jahlk, Corte constitucional ceden, se arrodillan altiva i soberanamente, y en infamante caso
de inequidad de justicia (En este país los valores hace rato se escriben con minúscula) ceden
y condenan a los inocentes.
La misma faena de Correa al homenajear a su primo , el delincuente Pedro Delgado, y dejarlo huir en
primera clase.A su mansión en Miami.
Viernes Santo para los católicos Jalhk, Correa , escribas y fariseos. Crucfiquen a los inocentes.
Allá en
el horno, "se vamo' a encontrar.
sábado, 19 de marzo de 2016
domingo, 13 de marzo de 2016
MURIÓ EN LA MIERDA
Fuente:http://blogs.elpais.com/contrapuntos/2016/03/morir-en-la-mierda.html
Morir en la mierda
Por: Pablo Gentili | 12 de marzo de 2016
El 9 de marzo de 2015, Gastón Arispe Huaman murió.
Tenía 13 años y estaba comenzando el colegio secundario. Si hubiera alguna forma de describir la muerte con eufemismos
indolentes, diríamos que murió de una manera insignificante o trivial. Pero ninguna muerte es insignificante o trivial.
Tampoco la de Gastón Arispe Huaman, que tenía 13 años cuando volvía de su segundo día de clase en una escuela pública de
la Ciudad de Buenos Aires. Si hubiera alguna forma de describir la muerte sin eufemismos indolentes, diríamos que a Gastón
Arispe Huaman lo mató la trivialidad con que el poder trata a los que considera insignificantes.
GastonArispeGastón en su cumpleaños de 13 años, junto a su mamá Flora. Foto de la familia, distribuida por La Garganta
Poderosa.
Aquella tarde, Gastón jugaba con su gata Morita, cuando desprevenidamente cayó en un pozo que aquí, en Argentina y vaya a
saber en qué otros sitios, la gente llama “ciegos”. Y debía serlo, quizás, ciego, sordo y sin alma, porque ni al más
maldito de los pozos se le ocurriría dejar que un niño se caiga en su interior, especialmente, si está lleno de mierda.
Los pozos ciegos son los que recogen las deposiciones de la gente pobre cuando no tiene derecho a cloacas ni a cañerías,
cuando vive en ciudades donde un simple inodoro sigue siendo un privilegio.
Dicen que Gastón Arispe Huaman murió porque al caer, se desmayó. Pero Gastón Arispe Huaman murió porque vivía en Rodrigo
Bueno, un sector de Puerto Madero cercado por un muro, en uno de los barrio más ricos de la Ciudad de Buenos Aires. Un
barrio opulento en una ciudad donde el lujo convive inmutable con la miseria. Un barrio donde los pobres aún cagan en
pozos, ante la indiferencia de quienes viven a su lado, ahí nomás, pegaditos, pero a siglos de distancia.
A Gastón lo trataron de salvar los vecinos, gente humilde y digna de esa barriada con más de 20 años de existencia, llena
de familias peruanas y paraguayas, una “villa miseria” repleta de vida invisible, de risas silenciosas y de sueños
secretos. Pidieron a gritos que la policía los ayudara. En Rodrigo Bueno hay dos fuerzas públicas: la policía federal y la
prefectura. Ninguna de las dos intervino, mientras Gastón agonizaba lentamente, mientras moría de a poco, mirando los
inmensos y suntuosos edificios que proyectan su sombra lúgubre sobre esas casas precarias a orillas del Río de la Plata,
volviéndolas imperceptibles.
A Gastón lo trataron de salvar los vecinos, pero no pudieron. La ambulancia tardó una eternidad en llegar al barrio.
Cuando lo hizo, los agentes de salud no pudieron desplazar sus equipos hasta el pozo donde agonizaba. Buenos Aires tiene
56 villas y asentamientos precarios, pero el Sistema de Atención Médicas de Emergencia, SAME, un servicio público del
gobierno local, carece de cualquier infraestructura para atender a las más de 350 mil personas que viven allí. No siempre
mandan ambulancias y, cuando las mandan, no siempre llegan con médicos, muchas veces sólo con enfermeras, que no disponen
ni de camillas ni de equipamiento apropiado para socorrer o atender a las víctimas. Aquella vez, la historia se repitió. Y
el SAME no sirvió para nada. Porque Buenos Aires se acaba donde empiezan las villas. Buenos Aires detesta que los pobres
la afeen, que estropeen su brillo, que arruinen su pretenciosa elegancia europea, que pongan al descubierto su impostada
distinción monárquica. Buenos Aires, la Reina del Plata que desprecia a los invasores, esos argentinos, paraguayos,
bolivianos, chilenos o peruanos con cara, ropa y olor de pobres, que le usurpan su belleza; porque Buenos Aires sigue
creyendo que es para ellos que existe el resto de un país del que casi nunca se sintió parte. Buenos Aires, capital
europea, como tantas otras, amurallada ante los que escapan de la miseria, del sufrimiento, del dolor y de la falta de
derechos; indiferente, como tantas otras, a los que mueren ahogados en las playas o en los pozos.
Aquel 9 de marzo de 2015, Gastón Arispe Huaman y su gata Morita se quedaron solos, abandonados a su mala suerte, sin nadie
que los ayudara, mientras los que podían salvarlos se morían de asco para seguir viviendo una vida nauseabunda.
Dicen que Gastón Arispe Huaman murió porque los servicios médicos no quisieron atenderlo, porque la policía no respondió
al pedido desesperado de los vecinos o porque hay gente que aún construye sus retretes en la tierra. Yo creo que Gastón
murió porque a casi nadie le importa cómo viven los pobres en Buenos Aires, principalmente, a su gobierno. La ciudad no
dispone, o cuando dispone no cumple, las leyes que reglamentan la urbanización de los barrios más humildes, las “villas
miserias”, espacios siempre sujetos a la codicia y a la especulación inmobiliaria de empresas que sueñan construir sobre
sus ruinas la decadencia de unas élites más ciegas que los pozos donde a veces mueren los niños que cometen la imprudencia
de jugar.
Coincidentemente, a pocos días de la muerte de Gastón, el Papa Francisco recordaba así el barrio de Puerto Madero: "Una
cosa que a mí me escandalizaba en Buenos Aires, es la nueva zona de Puerto Madero, Que es preciosa, todo ganado al río.
Por un lado esos edificios enormes, 36 restaurantes... Y después la villa miseria… La injusticia de las riquezas".
En la villa Rodrigo Bueno, aunque el gobierno de la ciudad debería cumplir las normas básicas de urbanización, la policía
impide el ingreso de materiales de construcción, ejerciendo un control estricto sobre los vecinos. Quizás, al visitante
ocasional le pueda parecer que la fuerte presencia policial está para proteger la seguridad de los edificios cercanos. Sin
embargo, Rodrigo Bueno es una villa ejemplar en materia de seguridad y legalidad: no se registran asesinatos ni asaltos,
tampoco la presencia de bandas o pandillas de traficantes y, aunque el prejuicio por la cercanía de los pobres no deja de
asustar a los habitantes de los ricos condominios cercanos, nunca se han registrado robos u asaltos en la región por parte
de ningún habitante de la barriada. La policía está allí para impedir que los vecinos de Rodrigo Bueno puedan entrar con
cemento, maderas, ladrillos y chapas. Si se cae un techo, si hay que tapar un pozo, si hay que poner un vidrio en una
ventana, los vecinos deberán ingresarlo escondido, como si traficaran armas o sustancias peligrosas, simplemente porque la
policía embarga, roba o destruye todo lo que la gente de Rodrigo Bueno pretende ingresar al barrio para vivir mejor. Una
policía confiscadora de dignidad e incapaz de salvar a un niño que se ha caído en un pozo que huele tan mal como ella
misma.
El 9 de marzo de 2015, Gastón Arispe Huaman murió. ¿Dónde habrá ido?
Por los pasillos de la villa Rodrigo Bueno se cuenta que los niños, cuando mueren, van a recoger barriletes al cielo. Allí
debe estar Gastón. Y seguro que lo acompañan tantos otros como él, muertos por tener el atrevimiento de crecer y de soñar
en una ciudad que no les ha concedido ni derechos ni compasión. Gastón debe estar con Kevin, aquel pequeño de 9 años y de
risa contagiosa, asesinado ante la indiferencia policial en la villa de Zavaleta. Y con María, esa pequeña y dulce niña
que quería ser bailarina, pero que a los 5 años la mató un incendio que los bomberos no llegaron a apagar en la misma
villa Rodrigo Bueno. Con Facu, de 13 años, que acompañaba a su mamá a denunciar infinitas veces el riesgo que suponía un
árbol destartalado que finalmente se cayó y lo mató sin que se diera cuenta, una tarde cualquiera, en la Villa 21-24. Con
Pascual, un chico de 16 años que quería ser electricista, pero fue baleado por quién sabe quién en la Villa 31, también al
lado de Puerto Madero, y que murió desangrado en una carretilla para cargar arena, mientras su mejor amigo lo llevaba
desesperado al hospital, porque a Pascual nadie quiso socorrerlo y hasta cuando estaba muriéndose lo trataron como lo que
se supone que era: un pedazo de escombro. Allí debe estar Gastón, jugando con Rodrigo, del que su mamá decía que era un
ángel, y lo era, pero que a los 10 años lo mataron en la villa de Fátima, sin que ningún periódico tuviera espacio para
contarlo o recordarlo.
Si existe el cielo, que sea para Gastón, Kevin, María, Facundo, Pascual y Rodrigo, que sea para ellos y para todos los
niños y las niñas que buscan barriletes perdidos.
Nosotros, mientras tanto, seguiremos aquí, pensando que nos hemos salvado de morir en la mierda.
A Flora, que la sigue peleando...
Kevin_Maria_FacundoKevin, 9 años, María, 5 años, y los padres de Facundo, 13 años, víctimas de la violencia y del abandono
en la Ciudad de Buenos Aires. Fotos: La Garganta Poderosa.
Morir en la mierda
Por: Pablo Gentili | 12 de marzo de 2016
El 9 de marzo de 2015, Gastón Arispe Huaman murió.
Tenía 13 años y estaba comenzando el colegio secundario. Si hubiera alguna forma de describir la muerte con eufemismos
indolentes, diríamos que murió de una manera insignificante o trivial. Pero ninguna muerte es insignificante o trivial.
Tampoco la de Gastón Arispe Huaman, que tenía 13 años cuando volvía de su segundo día de clase en una escuela pública de
la Ciudad de Buenos Aires. Si hubiera alguna forma de describir la muerte sin eufemismos indolentes, diríamos que a Gastón
Arispe Huaman lo mató la trivialidad con que el poder trata a los que considera insignificantes.
GastonArispeGastón en su cumpleaños de 13 años, junto a su mamá Flora. Foto de la familia, distribuida por La Garganta
Poderosa.
Aquella tarde, Gastón jugaba con su gata Morita, cuando desprevenidamente cayó en un pozo que aquí, en Argentina y vaya a
saber en qué otros sitios, la gente llama “ciegos”. Y debía serlo, quizás, ciego, sordo y sin alma, porque ni al más
maldito de los pozos se le ocurriría dejar que un niño se caiga en su interior, especialmente, si está lleno de mierda.
Los pozos ciegos son los que recogen las deposiciones de la gente pobre cuando no tiene derecho a cloacas ni a cañerías,
cuando vive en ciudades donde un simple inodoro sigue siendo un privilegio.
Dicen que Gastón Arispe Huaman murió porque al caer, se desmayó. Pero Gastón Arispe Huaman murió porque vivía en Rodrigo
Bueno, un sector de Puerto Madero cercado por un muro, en uno de los barrio más ricos de la Ciudad de Buenos Aires. Un
barrio opulento en una ciudad donde el lujo convive inmutable con la miseria. Un barrio donde los pobres aún cagan en
pozos, ante la indiferencia de quienes viven a su lado, ahí nomás, pegaditos, pero a siglos de distancia.
A Gastón lo trataron de salvar los vecinos, gente humilde y digna de esa barriada con más de 20 años de existencia, llena
de familias peruanas y paraguayas, una “villa miseria” repleta de vida invisible, de risas silenciosas y de sueños
secretos. Pidieron a gritos que la policía los ayudara. En Rodrigo Bueno hay dos fuerzas públicas: la policía federal y la
prefectura. Ninguna de las dos intervino, mientras Gastón agonizaba lentamente, mientras moría de a poco, mirando los
inmensos y suntuosos edificios que proyectan su sombra lúgubre sobre esas casas precarias a orillas del Río de la Plata,
volviéndolas imperceptibles.
A Gastón lo trataron de salvar los vecinos, pero no pudieron. La ambulancia tardó una eternidad en llegar al barrio.
Cuando lo hizo, los agentes de salud no pudieron desplazar sus equipos hasta el pozo donde agonizaba. Buenos Aires tiene
56 villas y asentamientos precarios, pero el Sistema de Atención Médicas de Emergencia, SAME, un servicio público del
gobierno local, carece de cualquier infraestructura para atender a las más de 350 mil personas que viven allí. No siempre
mandan ambulancias y, cuando las mandan, no siempre llegan con médicos, muchas veces sólo con enfermeras, que no disponen
ni de camillas ni de equipamiento apropiado para socorrer o atender a las víctimas. Aquella vez, la historia se repitió. Y
el SAME no sirvió para nada. Porque Buenos Aires se acaba donde empiezan las villas. Buenos Aires detesta que los pobres
la afeen, que estropeen su brillo, que arruinen su pretenciosa elegancia europea, que pongan al descubierto su impostada
distinción monárquica. Buenos Aires, la Reina del Plata que desprecia a los invasores, esos argentinos, paraguayos,
bolivianos, chilenos o peruanos con cara, ropa y olor de pobres, que le usurpan su belleza; porque Buenos Aires sigue
creyendo que es para ellos que existe el resto de un país del que casi nunca se sintió parte. Buenos Aires, capital
europea, como tantas otras, amurallada ante los que escapan de la miseria, del sufrimiento, del dolor y de la falta de
derechos; indiferente, como tantas otras, a los que mueren ahogados en las playas o en los pozos.
Aquel 9 de marzo de 2015, Gastón Arispe Huaman y su gata Morita se quedaron solos, abandonados a su mala suerte, sin nadie
que los ayudara, mientras los que podían salvarlos se morían de asco para seguir viviendo una vida nauseabunda.
Dicen que Gastón Arispe Huaman murió porque los servicios médicos no quisieron atenderlo, porque la policía no respondió
al pedido desesperado de los vecinos o porque hay gente que aún construye sus retretes en la tierra. Yo creo que Gastón
murió porque a casi nadie le importa cómo viven los pobres en Buenos Aires, principalmente, a su gobierno. La ciudad no
dispone, o cuando dispone no cumple, las leyes que reglamentan la urbanización de los barrios más humildes, las “villas
miserias”, espacios siempre sujetos a la codicia y a la especulación inmobiliaria de empresas que sueñan construir sobre
sus ruinas la decadencia de unas élites más ciegas que los pozos donde a veces mueren los niños que cometen la imprudencia
de jugar.
Coincidentemente, a pocos días de la muerte de Gastón, el Papa Francisco recordaba así el barrio de Puerto Madero: "Una
cosa que a mí me escandalizaba en Buenos Aires, es la nueva zona de Puerto Madero, Que es preciosa, todo ganado al río.
Por un lado esos edificios enormes, 36 restaurantes... Y después la villa miseria… La injusticia de las riquezas".
En la villa Rodrigo Bueno, aunque el gobierno de la ciudad debería cumplir las normas básicas de urbanización, la policía
impide el ingreso de materiales de construcción, ejerciendo un control estricto sobre los vecinos. Quizás, al visitante
ocasional le pueda parecer que la fuerte presencia policial está para proteger la seguridad de los edificios cercanos. Sin
embargo, Rodrigo Bueno es una villa ejemplar en materia de seguridad y legalidad: no se registran asesinatos ni asaltos,
tampoco la presencia de bandas o pandillas de traficantes y, aunque el prejuicio por la cercanía de los pobres no deja de
asustar a los habitantes de los ricos condominios cercanos, nunca se han registrado robos u asaltos en la región por parte
de ningún habitante de la barriada. La policía está allí para impedir que los vecinos de Rodrigo Bueno puedan entrar con
cemento, maderas, ladrillos y chapas. Si se cae un techo, si hay que tapar un pozo, si hay que poner un vidrio en una
ventana, los vecinos deberán ingresarlo escondido, como si traficaran armas o sustancias peligrosas, simplemente porque la
policía embarga, roba o destruye todo lo que la gente de Rodrigo Bueno pretende ingresar al barrio para vivir mejor. Una
policía confiscadora de dignidad e incapaz de salvar a un niño que se ha caído en un pozo que huele tan mal como ella
misma.
El 9 de marzo de 2015, Gastón Arispe Huaman murió. ¿Dónde habrá ido?
Por los pasillos de la villa Rodrigo Bueno se cuenta que los niños, cuando mueren, van a recoger barriletes al cielo. Allí
debe estar Gastón. Y seguro que lo acompañan tantos otros como él, muertos por tener el atrevimiento de crecer y de soñar
en una ciudad que no les ha concedido ni derechos ni compasión. Gastón debe estar con Kevin, aquel pequeño de 9 años y de
risa contagiosa, asesinado ante la indiferencia policial en la villa de Zavaleta. Y con María, esa pequeña y dulce niña
que quería ser bailarina, pero que a los 5 años la mató un incendio que los bomberos no llegaron a apagar en la misma
villa Rodrigo Bueno. Con Facu, de 13 años, que acompañaba a su mamá a denunciar infinitas veces el riesgo que suponía un
árbol destartalado que finalmente se cayó y lo mató sin que se diera cuenta, una tarde cualquiera, en la Villa 21-24. Con
Pascual, un chico de 16 años que quería ser electricista, pero fue baleado por quién sabe quién en la Villa 31, también al
lado de Puerto Madero, y que murió desangrado en una carretilla para cargar arena, mientras su mejor amigo lo llevaba
desesperado al hospital, porque a Pascual nadie quiso socorrerlo y hasta cuando estaba muriéndose lo trataron como lo que
se supone que era: un pedazo de escombro. Allí debe estar Gastón, jugando con Rodrigo, del que su mamá decía que era un
ángel, y lo era, pero que a los 10 años lo mataron en la villa de Fátima, sin que ningún periódico tuviera espacio para
contarlo o recordarlo.
Si existe el cielo, que sea para Gastón, Kevin, María, Facundo, Pascual y Rodrigo, que sea para ellos y para todos los
niños y las niñas que buscan barriletes perdidos.
Nosotros, mientras tanto, seguiremos aquí, pensando que nos hemos salvado de morir en la mierda.
A Flora, que la sigue peleando...
Kevin_Maria_FacundoKevin, 9 años, María, 5 años, y los padres de Facundo, 13 años, víctimas de la violencia y del abandono
en la Ciudad de Buenos Aires. Fotos: La Garganta Poderosa.
sábado, 12 de marzo de 2016
GEORGE MARTIN: EL QUINTO BEATLE HA MUERTO A LOS 90 AÑOS
Fuente: http://www.nytimes.com/es/2016/03/09/george-martin-el-quinto-beatle-murio-a-los-90-anos/?rref=collection%2Fsectioncollection%2Findex
George Martin, el ‘quinto Beatle’, murió a los 90 años
George Martin, el productor musical que firmó un contrato entre los Beatles y el pequeño sello Parlophone cuando nadie más creyó en ellos, murió el martes en su casa; tenía 90 años. Martin guio al cuarteto en su transformación de un pequeño grupo de provincia hasta la banda más creativa, influyente y sofisticada de la década de los 60.
Tanto su representante como Ringo Starr, baterista de los Beatles, confirmaron la noticia. “Que Dios bendiga a George Martin”, publicó Starr en Twitter.
Martin ayudó a redefinir la figura del productor en la música pop. Igual que Phil Spector o Quincy Jones, Martin llegó a ser casi tan famoso como los músicos con los que trabajaba. Y cuando dejó Parlophone, compañía filial de EMI, para abrir su propio sello en 1965, su reputación como productor de los Beatles le sirvió para convertir a la producción en una carrera profesional en sí misma.
George Henry Martin nació en Londres en 1926, fue pianista autodidacta y precoz. Fue piloto durante la Segunda Guerra Mundial y después asistió a una escuela de música donde estudió composición. Comenzó a trabajar en la BBC como administrativo y tocando el oboe. De ahí pasó a asistente de grabación y a productor con tan solo 29 años.
Antes de conocer a los Beatles, Martin había producido música de cámara, coral y sinfónica, jazz y grabaciones de humoristas como Peter Ustinov o Peter Sellers. En los 60 y después de despegar con los Beatles también produjo a bandas como Gerry and the Pacemakers y cantantes de jazz como Ella Fitzgerald, grupos como los Bee Gees y solistas como Jeff Beck.
Entre 1962 y 1970, Martin produjo 13 álbumes y 22 sencillos de los Beatles, más o menos 10 horas de grabaciones que revolucionaron la música moderna. Cuando el grupo se separó, siguió supervisando conciertos en directo o grabaciones en radio y televisión así como remezclas de los archivos en su poder. También sacó a la luz muchas sesiones de grabación, y con ellas, mostró gran parte del proceso de trabajo del grupo.
Martin siempre trató de apartarse de los reflectores y de quienes le atribuían el éxito de los Beatles. Siempre afirmó que su trabajo era secundario si se lo comparaba con las canciones que escribían John Lennon, Paul McCartney o George Harrison. Los Beatles siempre reconocieron que Martin tenía un oído infalible para los arreglos y que sus consejos, arreglos y edición tras bambalinas fueron clave para lograr su sonido insigne.
Cuando los Beatles tocaron “Please, Please Me” para Martin por primera vez, la canción sonaba lenta y evocaba el estilo de Roy Orbison, uno de los héroes de Lennon y compañía. Fue Martin quien le aceleró el tempo y le añadió una armónica. Se convirtió en el primer éxito de los Beatles.
Siempre interesado en buscar nuevos horizontes, consiguió vencer el rechazo inicial de los músicos a una de sus propuestas más importantes. Hasta comienzos de 1965 la banda no aceptaba sus propuestas de arreglos orquestales, pero durante la grabación del álbum “Help!”, ese año, introdujo flautas como adorno en “You’ve Got to Hide Your Love Away” y convenció a McCartney de que “Yesterday” necesitaba un cuarteto de cuerdas.
Un año más tarde, durante la grabación de “Revolver”, ya no era necesario insistir, los Beatles estaban convencidos de la bondad de sus arreglos. Cuerda en “Eleanor Rigby”, metal en “Got to Get You into my Life”, una banda de marcha en “Yellow Submarine”, un solo de trompa en “For No One” y tabla en la canción que George Harrison escribió tras su regreso de India “Love You To”.
Fue también gracias a Martin, entre otros, que los Beatles se interesaron en la música electrónica. En los estudios de Abbey Road, Martin diluyó la barrera entre técnicos y músicos e invitaba al grupo a la sala de control de grabación, donde experimentaba con técnicas poco ortodoxas como hacer sonar las cintas al revés o al modificar su velocidad de reproducción.
Martin, en una entrevista con The New York Times en 2003, dijo que cuando comenzó a trabajar en EMI “el criterio para juzgar la calidad de las grabaciones era su fidelidad con el original. Si hacías una grabación tan buena que no pudiera diferenciarse la grabación de la interpretación original, eso era lo máximo. Y yo cuestionaba eso”.
Los propios Beatles no tardaron en emprender su propio camino de búsqueda de sonidos. En 1966, durante las sesiones de grabación de “Rain”, Martin separó parte de la pista local de Lennon y la superpuso marcha atrás sobre la coda.
“Desde entonces, querían hacerlo todo marcha atrás. Querían las guitarras al revés, la batería, lo querían todo. Acabó aburriendo”. Se usó en “I’m Only Sleeping” (la guitarra iba al revés) y en “Strawberry Fields Forever” (donde la batería iba al revés).
Cuando los Beatles se convirtieron en un grupo psicodélico y florido, Martin seguía llegando a los estudios de Abbey Road con camisa blanca y corbata negra, el pelo peinado hacia atrás con gel y raya de lado. Pero musicalmente, estaban sincronizados. Cuando Lennon le pidió un muro de sonido para “Being for the Benefit of Mr. Kite”, Martin grabó un órgano, cortó la cinta en trozos y la rearmó aleatoriamente. Sus arreglos vanguardistas y sus técnicas de producción convirtieron “A Day in the Life” en un final monumental para el álbum más caleidoscópico de todos los que grabaron juntos, “Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band”.
Personajes del mundo de la música, celebridades y líderes políticos lamentaron su muerte y rindieron homenaje a su talento. El productor Mark Ronson escribió en Twitter:”Gracias Sir George Martin, el productor británico más grande de todos los tiempos. Nunca dejaremos de vivir en el mundo que ayudaste a crear”, y Quincy Jones lo describió en Facebook como “su hermano musical” que “conocía lo secretos de nuestro arte que muy pocos dominan hoy”.
viernes, 11 de marzo de 2016
UNA PAUSA PARA LA ELEGANCIA: ROBERTO PERFUMO HA MUERTO:
Nació en 1942. Murió ayer 10 de marzo del 2016. en su ciudad natal :Buenos Aires.
El mariscal de zaga. Campeón del mundo con Racing. Campeón con River. Brilló en Cruzeiro, en la
mejor época de este fútbol de Brasil. Guapo en el area. No se despeinaba ni perdía la elegancia.
Eficiente . Fontanarrosa, extasiado con su calidad llegó a recalcar que después de jugar 90 minutos,
ni sudaba. No usó vaselina ni se despeinó.
Alejado de la danza de millones. Era de un tiempo donde no había youtube. Sólo nos queda la pelí-
cula en la memoria de los que le vimos jugar. Yo tuve esa suerte. Era el caudillo que no necesitaba
gritar. Tenía presencia. Sobrio en el juego del fútbol y en la vida. Sabía mucho. Como periodista
tenía sapiencia y objetividad.
Nunca envuelto en escándalos mundanos o venales. Volaba sobre eso como un pájaro intocable.
Querido amigo. Alejado de pasiones bajas , y de las controversias. Puntual y objetivo en la vida.
El lunes saliendo de un restaurante se le rompió un aneurisma. Al desplomarse se fracturó el craneo.
Tenía 73 años.Llegó en coma al hospital De Los Arcos.Puso punto final sobre la líne sentencia.
Se acabó el partido. Y se vino la noche para los que gozamos de ese fútbol sin televisión, ni
Fifagate. Sin sponsors. Sin corruptelas.
El mariscal de zaga. Campeón del mundo con Racing. Campeón con River. Brilló en Cruzeiro, en la
mejor época de este fútbol de Brasil. Guapo en el area. No se despeinaba ni perdía la elegancia.
Eficiente . Fontanarrosa, extasiado con su calidad llegó a recalcar que después de jugar 90 minutos,
ni sudaba. No usó vaselina ni se despeinó.
Alejado de la danza de millones. Era de un tiempo donde no había youtube. Sólo nos queda la pelí-
cula en la memoria de los que le vimos jugar. Yo tuve esa suerte. Era el caudillo que no necesitaba
gritar. Tenía presencia. Sobrio en el juego del fútbol y en la vida. Sabía mucho. Como periodista
tenía sapiencia y objetividad.
Nunca envuelto en escándalos mundanos o venales. Volaba sobre eso como un pájaro intocable.
Querido amigo. Alejado de pasiones bajas , y de las controversias. Puntual y objetivo en la vida.
El lunes saliendo de un restaurante se le rompió un aneurisma. Al desplomarse se fracturó el craneo.
Tenía 73 años.Llegó en coma al hospital De Los Arcos.Puso punto final sobre la líne sentencia.
Se acabó el partido. Y se vino la noche para los que gozamos de ese fútbol sin televisión, ni
Fifagate. Sin sponsors. Sin corruptelas.
domingo, 6 de marzo de 2016
UN FRACASO ESTRENDUOSO
Nueve años en el poder.
Nueve años más viejo, más cansado,
se siente usted un fracasado.
Está frustrado.
Lo cegó el espejismo de la bonanza.
Creyó que era interminable.
Mintió a los demás y a usted mismo.
Hace rato que perdió la brújula..
Se dejó comprar por un espejo.
Traicionó a sus amigos.
Transformó su "revolución" en una ordinaria
e insaciable glotonería mundana.
Se robó la esperanza de todos,
los que en usted creyeron.
Se creyó un iluminado.
Y resultó un fiasco.
Ante la crisis,
perdió los papeles.
No le dió la talla.
Maltrató a sus lacayos.
Se cansó de aliviarse con caprichos costosos.
Dejó alejarse a su familia.
Despreció a los enfermos.
Asaltó a los maestros en retiro.
Reculó.
Estafó a los jubilados.
Es un fracasado aborrecido,
que cada vez que abre la boca,
profundiza el agujero negro en que va dejando al país.
En esas interminables noches.,
de ansioso insomnio,
se mortifica. Se da las vueltas.
Pero no puede su infinita angustia,
devolverle esa euforia inicial
que nos invadió a todos.
Su desolado público le espera.
Y usted, no puede escapar del mañana,
que ya es hoy.
Nueve años más viejo, más cansado,
se siente usted un fracasado.
Está frustrado.
Lo cegó el espejismo de la bonanza.
Creyó que era interminable.
Mintió a los demás y a usted mismo.
Hace rato que perdió la brújula..
Se dejó comprar por un espejo.
Traicionó a sus amigos.
Transformó su "revolución" en una ordinaria
e insaciable glotonería mundana.
Se robó la esperanza de todos,
los que en usted creyeron.
Se creyó un iluminado.
Y resultó un fiasco.
Ante la crisis,
perdió los papeles.
No le dió la talla.
Maltrató a sus lacayos.
Se cansó de aliviarse con caprichos costosos.
Dejó alejarse a su familia.
Despreció a los enfermos.
Asaltó a los maestros en retiro.
Reculó.
Estafó a los jubilados.
Es un fracasado aborrecido,
que cada vez que abre la boca,
profundiza el agujero negro en que va dejando al país.
En esas interminables noches.,
de ansioso insomnio,
se mortifica. Se da las vueltas.
Pero no puede su infinita angustia,
devolverle esa euforia inicial
que nos invadió a todos.
Su desolado público le espera.
Y usted, no puede escapar del mañana,
que ya es hoy.
EL CINE EN QUITO : MI JUVENTUD TEMPRANA
Todo lo que se difumina en ese plácido y vago manto del recuerdo, se torna como una imagen de
sosiego, y despreocupada paz, y alegría simple. Pasaban funciones matutinas, que se llamaban
"vermouth", en la tarde el "matiné". La tristeza vesperal del domingo: "especial", nefasto augurio
de que se aproximaba el ominoso lunes, y la rutina de la escuela. Y "noche". Para adultos.
Algunos cines, todos de barrio, con tecnología de la época, y la magia de lo simple, daban funciones
"continuas". Comenzaban a las dos de la tarde y acababan pasada la medianoche. Asistían las
"personas adultas". De ahí que cuando uno llegaba atrasado a clases, no faltaba algún ocurrido
compañero que la decía en voz clara y alta: "No es continuo".
Daban dobletes. La censura era: a) Apta para todo público . b) No apta para menores de 12 años.
c)Prohibida para menores de 18 años. d) Sóla se admitirán persones mayores de 21 años.
Atractivo especial, para burlar la prohibición, ese claro objeto del deseo de todos los adolescentes.
La "vermouth" de las 10 de la mañana, que los domingos , era "de gancho", dos con un boleto.
La algarabía infantil, se iba acallando cuando con la magia del reóstato, las luces se iban apagando.
Y comenzaba un mundo paralelo de aventuras y emociones. Ya en media función alguien traía perros
caliente, con un encurtido gourmet de cebolla paiteña, y que nos vacunaba contra cualquier infección
intestinal, y chocolates "Bíos", envueltos en celofán. Era literalmente la felicidad.
Al salir, la luz canicular del mediodía nos cegaba. Nuetros padres nos recogían y a volviamos
al acogedor hogar.
Teatros como el Bolívar, costan 12 sucres con sesenta centavos. Muchos como el Colón , cobraban
diez, con veinte, y los pequeños, de barrio : Ocho sucres con veinte centavos.
Había una red de películas eróticas: el Hollywood, el Granada, y a veces , el "América".
Como diría Serrat, cantando "Mi niñez", creo que entonces, yo era feliz.
sosiego, y despreocupada paz, y alegría simple. Pasaban funciones matutinas, que se llamaban
"vermouth", en la tarde el "matiné". La tristeza vesperal del domingo: "especial", nefasto augurio
de que se aproximaba el ominoso lunes, y la rutina de la escuela. Y "noche". Para adultos.
Algunos cines, todos de barrio, con tecnología de la época, y la magia de lo simple, daban funciones
"continuas". Comenzaban a las dos de la tarde y acababan pasada la medianoche. Asistían las
"personas adultas". De ahí que cuando uno llegaba atrasado a clases, no faltaba algún ocurrido
compañero que la decía en voz clara y alta: "No es continuo".
Daban dobletes. La censura era: a) Apta para todo público . b) No apta para menores de 12 años.
c)Prohibida para menores de 18 años. d) Sóla se admitirán persones mayores de 21 años.
Atractivo especial, para burlar la prohibición, ese claro objeto del deseo de todos los adolescentes.
La "vermouth" de las 10 de la mañana, que los domingos , era "de gancho", dos con un boleto.
La algarabía infantil, se iba acallando cuando con la magia del reóstato, las luces se iban apagando.
Y comenzaba un mundo paralelo de aventuras y emociones. Ya en media función alguien traía perros
caliente, con un encurtido gourmet de cebolla paiteña, y que nos vacunaba contra cualquier infección
intestinal, y chocolates "Bíos", envueltos en celofán. Era literalmente la felicidad.
Al salir, la luz canicular del mediodía nos cegaba. Nuetros padres nos recogían y a volviamos
al acogedor hogar.
Teatros como el Bolívar, costan 12 sucres con sesenta centavos. Muchos como el Colón , cobraban
diez, con veinte, y los pequeños, de barrio : Ocho sucres con veinte centavos.
Había una red de películas eróticas: el Hollywood, el Granada, y a veces , el "América".
Como diría Serrat, cantando "Mi niñez", creo que entonces, yo era feliz.
sábado, 5 de marzo de 2016
EL SOSPECHOSO SESGO DE LA HOMOFOBIA CONTRA EL PODER:
Desde que acabó el triunvirato fascistoide su período, y se venía la vuelta a la democracia, los
candidatos, sobre todo los que podían representar un cambio, jóvenes, ideólogos e idealistas,
ya se oía a los aterrados conservadores, chistes maledicente que mancillaban a lo que considera-
ban un peligro. Que Roldós y Hurtado, son homosexuales, que Elsa Bucaram era lo masculino de
de la pareja en la pareja presidencial. Que Hurtado era"una bicha encravada", un jesuita travestido
de laico.
Asaad Bucaram, burdo beduino, comenzó con lo de la nube rosada. Esribí "Burdo beduino", no tonto
ni torpe, astuto, violento y arbitrario.Machista, ordinario, primitivo. No estúpido. Malo.
Febres Cordero "El siete machos". Campeón de tiro, capataz ordinario.
Y así se despachan los juicios sin fundamentos, sobre Paz, Quintana, Dotti. Jamil Mahuad.
Sin elementos de juicio, y con un moralismo sin jurisdicción.Ahora que Correa, que Patiño, Que
Alexis Mera.Que los Alvarado. Que Alvaro Noboa.
Nunca me han abordado , nunca me han acosado. No he tenido propuestas ni actos sexuales de
ninguno.
Pero la gente proyecta su baja autoestima y la poca confianza que tienen en sus propias, preferen-
cias o inclinaciones sexuales, como afirmando una virilidad propia en la que parecen no estar
seguros.
Que respondan en sus responsabilidades de mandatarios, de funcionarios públicos. En su cautela,
en su respeto por las libertades, en su honestidad. Eso es lo que verdaderamente importa.
El psicoanálisis estudia el "donjuanismo".
Por último, denostar a Oscar Wilde, o a Tschaickovski por su inclinación sexual y no por su legado,
es acto de imbéciles con reflejos medievales.
candidatos, sobre todo los que podían representar un cambio, jóvenes, ideólogos e idealistas,
ya se oía a los aterrados conservadores, chistes maledicente que mancillaban a lo que considera-
ban un peligro. Que Roldós y Hurtado, son homosexuales, que Elsa Bucaram era lo masculino de
de la pareja en la pareja presidencial. Que Hurtado era"una bicha encravada", un jesuita travestido
de laico.
Asaad Bucaram, burdo beduino, comenzó con lo de la nube rosada. Esribí "Burdo beduino", no tonto
ni torpe, astuto, violento y arbitrario.Machista, ordinario, primitivo. No estúpido. Malo.
Febres Cordero "El siete machos". Campeón de tiro, capataz ordinario.
Y así se despachan los juicios sin fundamentos, sobre Paz, Quintana, Dotti. Jamil Mahuad.
Sin elementos de juicio, y con un moralismo sin jurisdicción.Ahora que Correa, que Patiño, Que
Alexis Mera.Que los Alvarado. Que Alvaro Noboa.
Nunca me han abordado , nunca me han acosado. No he tenido propuestas ni actos sexuales de
ninguno.
Pero la gente proyecta su baja autoestima y la poca confianza que tienen en sus propias, preferen-
cias o inclinaciones sexuales, como afirmando una virilidad propia en la que parecen no estar
seguros.
Que respondan en sus responsabilidades de mandatarios, de funcionarios públicos. En su cautela,
en su respeto por las libertades, en su honestidad. Eso es lo que verdaderamente importa.
El psicoanálisis estudia el "donjuanismo".
Por último, denostar a Oscar Wilde, o a Tschaickovski por su inclinación sexual y no por su legado,
es acto de imbéciles con reflejos medievales.
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