domingo, 28 de febrero de 2016

POR QUÉ YA ESTOY EXTRAÑANDO A OBAMA?



A medida que avanzan las elecciones primarias, se apodera de mí una sensación extraña: echo de menos a Barack Obama. Obviamente, no estoy de acuerdo con muchas de sus decisiones políticas. Algunos aspectos de su presidencia me han decepcionado y espero que el próximo en ocupar su cargo tenga una filosofía distinta.

Pero siento que el listón de esta campaña está cayendo. Y que el carácter y liderazgo de Obama, que quizás muchos han dado por sentado como algo que comparte toda la clase política, escasea o, directamente, ha desaparecido.

Lo primero y más importante es la integridad. La Administración Obama no se ha visto salpicada por escándalos relevantes. Compárenlo con el modo en que los escándalos Irán-Contra o Lewinsky perjudicaron a Reagan y Clinton, respectivamente.

Tanto Obama como su equipo han respetado la ley. Mientras Hillary Clinton está constantemente a la defensiva, Obama no. Y no se trata solo de integridad personal. Se ha rodeado de gente con principios.

La segunda de sus cualidades es su humanismo. Donald Trump repite casi cada día que impedirá la inmigración musulmana. El Presidente Obama fue a una mezquita, miró a los musulmanes a los ojos y reafirmó su lugar como ciudadanos de los Estados Unidos.

Obama ha mostrado en numerosas ocasiones que le importa el respeto a la dignidad de los demás. Pongámoslo de esta manera: imagine que Barack y Michelle Obama se unen al consejo de una organización de beneficencia en la que usted participa. Estaría contento de tener este tipo de personas cerca. ¿Podría decir lo mismo si se tratara de Ted Cruz? La calidad humana de un presidente sale a flote en los momentos importantes.

La tercera cualidad de su política es la solidez en su proceso de toma de decisiones. Durante años he hablado con distintos miembros de la Administración Obama que se sintieron decepcionados porque el presidente no siguió sus consejos. Sin embargo, estas personas casi siempre han sentido que sus opiniones se tomaban en serio.

El enfoque de Obama es defender sus valores tanto como la situación se lo permita en contraste con Bernie Sanders, que parece tan cegado por sus valores que su mente se ha hecho impermeable al contexto.

Revisemos la política sanitaria. Aprobar su plan de salud le sirvió de trampolín para obtener dos victorias en elecciones al congreso. Si Bernie Sanders ganara las elecciones, provocaría una alteración social. Destruiría el negocio de las aseguradoras médicas y aumentaría los impuestos. No se puede creer que es posible la aprobación de un programa sanitario como el que defiende Bernie Sanders con un Washington polarizado en un país acostumbrado a desconfiar de su gobierno.

La cuarta característica de su comportamiento es que conserva la elegancia bajo presión. Está bien que Marco Rubio se ponga nervioso en los grandes eventos: que se aferre a la botella de agua, sude sin parar y actúe de manera mecánica durante su último debate. Esto demuestra que Rubio es una persona normal. Y creo que el exceso de confianza es uno de los grandes defectos de Obama. Sin embargo, un presidente tiene que mantener la compostura bajo grandes presiones. Obama lo ha hecho, especialmente en mitad de la crisis financiera. Después del octavo debate republicano, que se realizó en New Hampshire, ha quedado una pregunta abierta acerca de Rubio.

El quinto de los atributos es su optimismo. Las campañas de Sanders o Trump, Cruz y Ben Carson se regodean en la pornografía del pesimismo para concluir que Estados Unidos está al borde del colapso total. Algo que, sencillamente, no es verdad. Tenemos problemas, pero son menos graves que los que enfrenta cualquier otra nación en el mundo.


Se anima a las personas a tomar decisiones correctas a partir de la esperanza y las oportunidades, y no a partir del miedo, el cinismo, el odio y la desesperación. A diferencia de muchos de los candidatos actuales, Obama no ha apelado a ninguna de estas pasiones.

No, Obama no tiene un carácter perfecto. Ha sido desdeñoso, frío, resentido y con tendencia al aislamiento. Pero hay un estado de ánimo aterrador que crece sigiloso en todo el mundo a medida que las democracias se retraen, el tribalismo aumenta, y la desconfianza y el autoritarismo juegan papeles cada vez más importantes.

Obama irradia un ethos de integridad, humanidad, buena educación y elegancia que comienzo a extrañar y sospecho que todos lo echaremos un poco de menos, sin importar quién lo sustituya.
(Tomado del New York Times)

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