Barcelona de España (400.000.000), Chelsea y París Saint Germain, con dinero árabe. Genocidio en Lampeduza , Juventus y las apuestas, Milan y Berlusconi, El Duce y el mundial del 34, y tantas más, que desdibujan la alegría del deporte y la magia lúdica del balompié.
Sin embargo encontré esta lucha fantástica de dos equipos que han jugado como aficionados. Sin dar una bola por perdida. Sin deslealtad a pesar del intenso ritmo. Sin mala fe. Juego limpio. Creo que es la primera vez que veo un partido así, en que el "Fair Play" no es sólo un frase hecha por la maffia de la FIFA.
Un instante pensé que hasta capaz que les despojan del título a los dos, por jugar deportivamente.
El marcador sólo reflejó el cansancio por el excesivo desgaste por esa marca a presión que ejerció el
Atletico sobre el Real todo el partido..
El real empató en el tercer minuto de adición. El resto se debió a la condición atlética de Bale, al fresco Marcelo que sólo entró el segundo tiempo. Y el penal una anécdota.
El 4 a 1 no fue tal.
Fue una lucha sin tregua de dos equipos valientes, que jugaron bien y de igual a igual. Sin pensar en el dinero, ni en que todo vale un resultado, sin cálculo, con riesgo y con pasión desbordada.
El Real de Madrid fue un digno campeón. Pero el Atlético de Madrid también lo fue. Tal vez el primero se lleva la gloria y el segundo el honor.
Los que ganamos somos los espectadores. Vimos , algo poco frecuente. Futbolistas JUGANDO al fútbol.
Pensé en Sabina. Y aunque soy aficionado al Real, sentí que lo justo es que los dos fueran declarados campeones.
Uno puede ser hincha de cualquier equipo, pero el que no le quiere al Aucas no tiene corazón.
Y a los que sólo les interesa el triunfo, no les gusta el fútbol.
Ganamos. Perdimos. Igual nos divertimos
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