Cuando mi hijo mayor tenía seis años, yo le leía "El Principito" sentado en el borde de su cama.
El veía los dibujos. Y como era un niño los entendía.
Una mañana muy temprano, lo fui a levantar para que vaya a la escuela. Entonces me dijo " Bueno papito,
pero antes acuéstate conmigo y abrázame". Lo hice y me dijo: "Tu eres la boa, yo soy el elefante, y ambos
somos el sombrero".
Que más puedo pedirle a la vida
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