jueves, 10 de abril de 2014

ACOSO

Ahora la víctima era Diego Oquendo.
El muy poco eficiente y menos aun honorable
Mauro Andino, el lacayo bovino,
no entendió que para que exista linchamiento (Ley de Lynch)
se necesita una turba que cometa homicidio contra una víctima
sin el debido proceso.
Hacer justicia por mano propia.
En su afán servil,
y olvidando el pasado de Sandra Correa, su comprobado plagio,
y su juicio por el negociado de "la Mochila Escolar",
en la época de Abdalá Bucaram,
de resultado no conocido,
dió para que el otro lacayo,
rey de la mediocridad, Carlos Ochoa,
(Ya le vamos a mandar a Salvador Quishpe),
intente castigar a Oquendo,
por haber desmentido éste al mentiroso  insultador de los sábados,
quien ahora se endeuda con sus abominados y neoliberales enemigos,
del Banco Mundial,
a cuya representante expulsó descortesmente del país, como matón de barrio,
tal su inamovible coherencia,
por linchar mediáticamente a  Sandra Correa.
¿Dónde está la turba y donde está el cadaver?.
Esto sucedió antes de crear al monstruo que silencia (o lo pretende )
a la conciencia disidente.
La Ley no es retroactiva.
No lo pueden juzgar ni castigar.
Haya paciencia.

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