En Sao Paulo , año de 1960, nacía en el seno de de una familia con muchas riquezas materiales y de tra-
dición, el niño que se convertiría en "El mago" en las carreras de automóviles. Un superdotado, que en
una época donde todavía la pericia del piloto era por lo menos tan importante como los recursos tecno-
lógicos y el desarrollo de las máquinas. Palanca con cambios manuales. Sin telemetría. O siendo esta
de menor trascendencia.
Este genio comenzó con el Karting. Un amigo mío, tuvo la suerte de verlo y fotografiarlo en su adolescencia
con su go-kart tomando una curva tan rápido que se levantaban del suelo las dos llantas internas, y mien-
tras maniobraba con una mano, con la otra cubría el escape para darle más velocidad.
Fue destacándose en todas las categorías, prototipos, fórmulas 3000, 2 , hasta llegar a la fórmula uno, don-
de nadie podrá olvidar la hazaña en el circuito intrincado y urbano de Montecarlo, donde la destreza del pi-
loto cobaba mucho más importancia que las prestaciones del vehículo, y con su modesto Tolemann, ba-
tía, aunque le escamotearan el triunfo, a otro maestro, Alain Prost. Se conducía en las callejuelas ane-
gadas como Moisés con el Mar Rojo abriéndose en dos ante su paso. Lo demás fue un delirio.
Con 65 posiciones de polo en 161 carreras, 41 victorías, 610 puntos y 3 campeonatos mundiales. y 2982
vueltas liderando las competencias, impresionante palmarés.
Hombre retraído, meditabundo, casi como un manolete del automovolismo, perfeccionista, audaz,
agresivo y valiente, tenía el problema de los grandes campeones. El segundo puesto era el primero de
los perdedores.
El 29 de abril del 94 en el circuito de Imola "Dino y Enzo Ferrari" vió angustiado el golpe grave de Ru-
bens Baricchello, y al del austríaco Ratzemberger ,que le costó la vida, en la práctica oficial del sábado 30.
Flotaba lúgubre en el ambiente, una codicia de la muerte.
Presionado salió de la "Pole Position " Senna ese primero de Mayo. Su barra de la dirección , soldada
por petición de Ayrton se rompió el séptima vuelta y se choco de frente contra el muro de concreto a
más de 300 Km por hora con tal mala suerte que que la llanta y su brazo de suspensión volaron, gol-
peando éste último la parte superior del casco que no absorvió el impacto y destrozó su encéfalo muriendo
en el acto.
Se fingió una atención médica y trasladaron el cadaver en un helicóptero cuando debía suspenderse la
carreara. Mucho dinero de por medio.
El llamado a ser el sucesor de Fangio, murió en su ley.
La fórmula 1 nunca volvió a ser la última, como fue la última vida que cobró.
Hoy hubiese cumplido 54 años, pero pasó a eternidad de la memoria a los 34.
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