Cuenta una anécdota, que estaba sentado Voltaire, en la corte de uno de los monarcas de su época,
rodeado de cortesanos, ante quienes hizo elogiosos comentarios de un doctor en neurocirugía con
quien había departido esa mañana.
Uno de sus oyentes le interrumpió:
-Me llama la atención que usted hable tan bien de quien al mediodía habló tan mal de su persona- le
dijo.
Sonriendo dulcemente se volvió hacia su interlocutor y le dijo en tono condescendiente:
-Lo más probable es que los dos estemos profundamente equivocados.
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