LA MANO DEL MANCO Y OTRAS ANECDOTAS:
Cuando la Liga bajó de categoría, y después de jugar en la C , doce partidos, doce ganados, y subió a la B,
le tocó jugar con el Luqsan , equipo guayaquileño ya desaparecido, que nació en la esquina de Luque y Santa Elena, de ahí el nombre. Este equipo contaba con un jugador que había perdido la mano. Era manco. Tras un pase de Villena, impidió el contragolpe metiendo el muñón. En el estadio casi vacío se oía todo. Inclusive los gritos de entrenadores, jugadores y árbitro. Al pasar esta acción, todo el público gritó: "mano" y Villena también. Ese reclamo retumbó en el eco del Atahualpa. Sólo que no no existía la mano, sino un muñón. La situación fue tan bizarra, que todo el mundo, incluído el infractor, se soltó en una carcajada larga.
En otra ocasión, el politécnico con un contraataque fulminante, liquidó los esfuerzos del último defensa del
América, el "cabezón " Echeverría, y fue en pos del arco con un tridente. Quien llevaba la pelota dominada era Edison Paucar, y sus lugartenientes eran uno de los Almeida y el paraguayo Benito Galeano. Eludieron al golero , que salió desesperado y se arrimaron a la línea de sentencia. Arco abierto, saltaron de júbilo, se abrazaron festejando entusiasmados y sólo entonces, Paucar la empujó lentamente y conquistó el ya celebrado gol.
Jugando para la , recién ascendida " Católica", dirigida por un gran estratega italiano, Vesilio Bártoli, un viejo que gritaba y gesticulaba, de muy mal genio y peor castellano, Marco Zurita era el defensa. Le había sido encomendada la difícil tarea de marcar hombre a hombre, a Mario Zambrano, volante de gran técnica y
prestancia, una de las batutas de la Liga. Durante toda la semana, Bártoli, estudioso del rival y tenaz entrenador, se pasó revisando con Zurita cómo anular a Zambrano. Le dibujaba con cal cómo este se movía y como manejaba las jugadas. Minucioso y exigente, practicó con vehemencia y mal humor, lo que tenía que hacer su pupilo.. A los 10 minutos, Mario eludió a Marco y anotó con disparo rasante y certero. 15 minutos después, burló nuevamente al esforzado Zurita y dió una perfecta asistencia para que un compañero suyo anotara el segundo tanto. Al final del primer tiempo, el pobre Marco , culpable y cabizbajo iba al camerino insultado por el frenético italiano, "papafrita, malatesta, inutil. Entre el dolor de la responsabilidad y harto del maltrato deprimente que le daba su DT, se volvió, y ocurrido como era, le dijo, " Verá profesor. No es mi culpa. Su español es tan malo, que yo le entendí que era yo el que tenía que desmarcarme de Zambrano. Se hizo un largo silencio hasta el camerino. Bártoli, sin alzar la voz, se volvió al suplente, Publio Luque, un manabita y sentenció: Publio, calienta. Hasta ahí llego la carrera futbolística de Marco Zurita, y comenzó una larguísima
época de Luque. Zurita se graduó de médico, se especializó en anestesiología en Norteamérica y tuvo una larga y exitosa carrera en EEUU y Canadá. Volvió y me contó personalmente esta anécdota. Jefe de Anestesiología del Hospital Metropolitano, dicharachero y querendón. Murió en un accidente ciclístico hace más de un año.
Publicado por Eduardo Larrea M.
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