
sin mirar a quien.
Todo comedido siempre sale con la bendición de Dios.
Exista o no exista.
Existe la solidaridad,
se traduce en la paz interior con uno mismo y su conciencia.
Yo no creo que Dios exista,
pero tengo paz.
A partir del año 2005, me llegaron conocimientos sobre la maestría en el manejo de este género
hombre joven que bordeaba los 45 años, entregó a su editor la trilogía, y cuando iba donde su pareja
el argumento es fiel a la versión americana.
entre El Paso y Ciudad Juarez. Viven el mismo drama con diferentes escenarios, pero la misma
Las críticas que ha recibido la reina de Quito, Angie Vergara, me parecen cobardes, intolerantes y de-
Una vez perdió una alhaja. Le ofreció 13 velas a algún Santo , que cubría el Servicio de
En Caracas se casa por poder la señorita María Clemencia de San José Martínez Gonzalez (a)
se reunen en NYC y se van a pasar la luna de miel en las cataratas del Niágara. Más bien dicho,
Esta es una conversación contraindicada para los biempensantes. Porque Eduardo Larrea, un médico atípico -de los que puede dedicar tiempo a escuchar a un paciente, por ejemplo-, no dirá lo que se espera que un médico diga. Con su estupendo talante, Eduardo no se toma en serio esta obsesión por lo sano que al parecer gobierna el mundo y que esta semana vio reflejados todos sus terrores en la imagen de una lonja de tocino.
Esta neurosis, ¿se alivia si tenemos la idea de que estamos sanos? ¿Vivimos la ilusión de la no muerte cuando gozamos de buena salud? Claro. Tengo un buen ejemplo para eso. Tú sabes que cuando la persona ha estado en una fiesta y ha ingerido licor en exceso y está pasando las canutas con el chuchaqui, con una sensación de muerte inminente, se arrepiente y jura que nunca más va a beber, cosa que es mentira… Sin embargo, en esa circunstancia se siente culpable porque sabe que es responsable de la situación. Asimismo, una persona que hace gimnasia, que se cuida, que se hace los exámenes que le mandan a hacerse…
Cuando el Titanic se hundía, año de 1912, y se oía el crujir de las entrañas del enorme transatlántico
Cuando el fin se acercaba , el navió se partió y todo lo que estaba sobre la pista de tablones, resbaló
Los niños más altruistas eran de familias ateas o no religiosas. La religión no es una garantía para la moralidad", asegura el autor El último trabajo ha sorprendido al mostrar que los niños y niñas criados en ambientes religiosos son menos proclives a ser generosos, que existe una correlación inversa entre el altruismo y la educación en valores identificados con la fe.
Los padres y madres más religiosos creen que su prole es la más solidaria; los experimentos mostraron que era justo al revés Lo difícil sería explicar por qué ateos y creyentes (o poco religiosos frente a muy religiosos) actúan de forma distinta cuando se trata de pensar en los demás. Aunque no hay respuestas concluyentes, tanto Shariff como Decety aluden a una cierta licencia moral que se otorgan aquellos que ya rezan por los demás: si ya cubro el cupo de generosidad en mi parroquia, eso me exime de tener que ser altruistas con desconocidos. "Es un fallo mental particularmente interesante: