imprevistamente nos dejó la dulce señora más lúcida y pacífica , Ines Endara,
recibí la noticia que me cayó como un anuncio de lo que será.

el firme, el duro, el suave,
ya no estaba.
Se quedaron Karen, Nina, Mathew y Michael,
tan bruscamente solos,
como todos nosotros, sus conocidos,

sus amigos.
Nos quedamos estacados en el crepúculo,
cuando el ya lejos de todo,
comenzaba a ver el amanecer.
Es nuestro destino común.
Solamente cambian las estaciones, las paradas.
Todo llegaremos.
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