A pesar de mi memoria, cinematográfica, que es más que fotográfica, y de que por la época la
luminosidad de 1970 en Quito , cuando yo tenía entre 14 y 15 años, atravesaba un azul celeste claro
y curiosamente luminosa, esta película, que hace de Roma, la nueva capital de Netflix, es en
un blanco y negro que resalta la nostalgia de las memorias, con realismo. Es increíble como me
retrotrajo a esa época, y me recordó cuanto nos parecemos a los mexicanos.
Me trasladó con la magia del cine a esa época.
Y me pareció intensa la cuotidianidad y la vida de esos personajes, de los cuales yo parecía ser parte,
como un extra invisible que cruza toda la duración del largometraje.
Inclusive me recordó el Impala 61 de mi madre, y que la casa en que vivíamos también estaba
bajo la ruta de aterrizaje de los aviones.
Me emociona sin dolor, el hecho de que a mi edad se viven ya memorias de cierta antigüedad,
y que la vida era tan parecida y tan descomplicada, aunque había una represión más blanda (para mi)
con la dictadura, la última de Velasco.
Con el mismo fondo musical.
Gracias Alfonso Cuarón. Es muy bueno recordar.
Post Data;
Las siglas L.E.A. son la de ese esbirro ratero, asesino que fue Luis Echeverría Alvarez, que podría
ser motivo de otra disección y de la escena de los violentos del Jueves de Corpus, en los que aparece "Fermín", un paramilitar de "Los Halcones" y padre de la hja que "Cleo" lleva en su vientre.
La película en banco y negro no está excenta de adelantados y complejos efectos tecnológicos que le dan mayor resolución a las imágenes.
Por último, no sólo las mujeres están condenadas a la Soledad, como se lamenta "Sofía " a "Cleo",
en estado de ebriedad y depresión. El ser humano lo está., por lo menos durante cien años.
E.L.M.
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