Canción , en ritmo cadencioso de danzante, escrita en 1950 en la casa del padre de Osvaldo
Guayasamín, frente a la basílica, una noche de viernes.
La primera estrofa escrita por Jorge Carrera Andrade, la segunda por Hugo Alemán, la tercera por
Jaime Valencia, también pintor y la cuarta por Jorge Enrique Adoum.
Musicalizada por Gonzalo Benítez con colaboración de Osvaldo Valencia.
Yo quiero que a mi me entierren,
como a mis antepasados,
en el vientre obscuro y fresco
de una vasija de barro.
Cuando la vida se pierda,
tras una cortina de años,
vivirás a flor de tiempo,
amores y desengaños.
Arcilla cocida y dura
alma de verdes collados,
barro y sangre de mis hombres
sol de mis antepasados.
De ti nací y a ti vuelvo,
arcilla, vaso de barro,
con mi muerte vuelvo a tí,
a mi polvo enamorado.
Verdaderamente nuestra identidad.
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