Del mismo barro
El monótono mono tono
del danzante
cobrizo callado de los Andes,
parece repetir
su infinito paso lento,
con pases igualados,
con compases repetidos,
andando por un camino interminable,
sin pasado ni futuro,
sin remordimiento ni esperanza,
sin tristeza, ni alegria,
razgado el silencio por
la fría y filosa navaja
del viento.
Cantado por los notas altas
de una guitarra,
que como 'viento de páramo
rompe el silencio, lo desgarra,
dejando intacta en la agigantada sombra
de la tarde,
la figura encorvada, ensimismada
y casi inmóvil del danzante
atrapado en un tiempo detenido
y trashumando un sendero infinito
de espacio inexistente.
Preciosa la poesía DANZANTIGUA y la imagen que la acompaña. La danza enigmática sobre el horizonte que se esfuma en un espacio intemporal que vuelve anacrónica la pequeña fecha.
ResponderEliminarGracias
A