Arraigado a la cultura popular ese sentimiento es una especie de recuerdo, conciencia, fiesta,
celebración, tristeza, ritual, porque asi está arraigada la muerte a la vida. Como un matrimonio indisoluble,
como una continuación , como una situación de causa y efecto.
Una vez escuché a Facundo Cabral decir que era extraño el ser humano: " No pide nacer,
no sabe vivir, y no quiere morirse". Así decía.
Poetas mayores piensan y escriben mucho entorno a este hecho inexorable. La muerte no tiene
intermitencias.
Jorge Manrique filosofa en las "Coplas a la muerte de mi padre":
Recuerde el alma dormida,
avive el seso y despierte,
contemplando,
como se pasa la vida,
como se llega la muerte ,
tan callando.
O Jorge Luis Borges que no puede ser más claro en estos cuartetos:
Manuel Flores va a morir,
eso es moneda corriente,
morir es una costumbre,
que sabe tener la gente.
Y sin embargo me duele ,
decirle adiós a la vida,
esa cosa tan de siempre ,
tan dulce, tan conocida.
Y no hay vuelva luego, aunque el mismo Borges se pregunte:
Donde estarán? Pregunta la elegía,
de quienes ya no son como si hubiera ,
una región en que el ayer pudiera,
ser el hoy, el aun ,el todavía.
Pues esa región no existe, como el propio Borges lo admite, dándole un sesgo exorcisante:
Muerte, es vida vivida,
Vida es muerte que viene.
Más allá de la fe que uno pueda tener en otra vida después esta, en la reencarnación
en la transmigración, con perfecto derecho, es eso , fe. Y para tener fe hay que creer.
Es interesante la frase que dice Jesús en la ópera Jesucristo Supereestrella : Para conquistar,
la muerte, tan sólo hay que morir.
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