La opalescencia translúcida de la jalea de níspero,
Me recordaba al ámbar de los ojos del Platero
de Jiménez, y los membrillos crecían en el patio trasero,
Y se hacía con ellos jugos y dulces. Había babaco y chamburo,
Y tomates de árbol, frutillas, ortigas, geranios, duraznos.
Teníamos perros, gallinas y gallos, gatos y.
gansos y hasta venados.
Un árbol de tilo enorme y partido, daba sombra al césped,
de verde afelpado.
Mi cancha de fútbol, mi juego. El pasado.