El poder tiene dos vías : poder trabajar, crecer, crear, servir , realizarse, conocerse. Poder vivir.
La otra vía es peligrosa: el poder como vector de una enfermedad mental grave, sin conciencia de
estar enfermo, pérdida del juicio de realidad, desestructuración del "Yo". Afecta la salud gravemente
desde el punto físico, del psicológico y del social. El paciente no se da cuenta cuándo la dolencia
comenzó a enfermarle, el grado de autodestrucción al que le conduce, el aislamiento, el
envejecimiento por ansiedad, la irracionalidad con que se comporta. Comienza a danzar entre la
mitomanía , la negación, la fabulación y el delirio. Este tiende a ser paranoide, racionalmente
estructurado y con argumentación dada por el paciente que lo toma como axioma. Se va volviendo irritable.
Y al convencerse a si mismo de que "su" "verdad" es absoluta, se siente perseguido, traicionado y
amenazado. Y halla en la agresión su mejor defensa.
El peor es el poder político. Porque está más expuesto ante la sociedad de la cual es mandatario ( y
no mandante). Los ejemplos extremos pasan por Stalin, tal vez Chávez , aunque el cáncer se lo llevó
antes de la degenaración total, Hitler. Franco (pero era tonto, entonces no es un ejemplo idóneo)
y Muammar Ghadafi que empezó con buenas intenciones hasta que sufrió la enfermedad, Hacía
hospitales y no había médicos, hacía escuelas y no habia profesores. O sea, tenía mamá, pero estaba
muerta. Su evolución fue dramaticamente involucionante , y ya sabemos como terminó.
El antídoto es la humildad (antípoda de la humillación) pero que parece que no existe en cantidades
mínimamente suficientes en esta fase crepuscular de la humanidad.